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2024: TARDOCASTRISMO CONFIRMÓ QUE NO SIRVE NI PARA SACAR LOS PERROS A MEAR

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Carlos Cabrera Pérez


Majadahonda.- El año que se va este martes confirmó que el tardocastrismo no sirve ni para sacar los perros a mear, pues incumplió todos los planes; excepto el de presos políticos, aumentó la pobreza y desigualdad, produjo apagones a ritmo de contingente, lloriqueó porque Biden no les dio el tete y Raúl Castro ha tenido que volver a boxear porque Díaz-Canel está achicharrado.

La cifra de presos políticos se mantiene por encima de mil, han muerto varios reos en las cárceles y la represión abarca desde los opositores hasta cineastas y creadores, por el miedo crónico que recorre el espinazo de la casta verde oliva y enguayaberada.

La violencia golpea a la nación de punta a cabo, con notable incidencia en crímenes machistas, vicarios y en robos con violencia y atracos callejeros; lógicas consecuencias de la imposición de un monólogo totalitario sobre un escenario devastado y de una justicia y unas fuerzas represivas que castigan con mayor rigor al discrepante que al delincuente.

Cuba sigue siendo un descampado más pobre, más desigual y más injusto, con una hiperinflación que desbordó todas las expectativas y los ciudadanos temen enfermarse ante tanto contagio latente y la aguda escasez de medicina y útiles sanitarios; que deben ser comprados en dólares o euros.

Las familia de los médicos Landy Rodríguez Hernández y Assel Herrera Correa -alquilados a Kenia y explotados por el estado- no acaban de saber qué ha pasado con sus hijos, pero siguen callados por imposición de la Seguridad del Estado y el ministerio de insalubridad pública.

El SEN colapsó con tres grandes apagones generales, que dejaron al país en las tinieblas, soportando las mentiras oficiales sobre las causas de tanta oscuridad y, no satisfechos con las guayabas de ocasión, hace unos días, soltaron otros cinco embustes.

El turismo ha sido un absoluto fracaso, el plan alimentario cayó en combate y la tierra se ha puesto a temblar por oriente, donde un huracán destrozó el sistema de Defensa Civil, con ocho muertos que no se enteraron de la amenaza porque llevaban días sin luz.

En febrero, tronaron a Alejandro Gil -como parte de una campaña de militares contra civiles– para usarlos como cabeza de turco de tanta mediocridad, pero quien controla los resortes de la economía es Gaesa, que ni siquiera es auditada por la Controlaría General.

Los cubanos siguieron emigrando por aire y mar, mientras la dictadura más vieja de Occidente lanzó una maratón de medidas activas fugaces que saturaron el hartazgo de la gente; incluidos ex mayimbes y jueces en ejercicio, que repartieron años en los juicios sumarios post 11J.

Ganarán los demócratas en Estados Unidos, México nos va a tocar con tequila, Rusia y China vienen con maletas de dólares, el BRIC nos salvará y Biden nos sacará de la lista de promotores del terrorismo. ¡No acertaron ni una!; incluso el juicio de jurisdicción, que dijeron habían ganado en Londres; aunque apelaron, lo perdieron porque la Corte reconoció que el fondo caimanero es acreedor de Cuba.

Los cubanos viven aplastados por papalotes en almíbar y serpentinas para las glorietas, de ahí que reaccione con indiferencia a las apariciones de Raúl Castro con bolos y narras y en la Asamblea Nacional, donde emuló a Kid Gavilán, tirando dos piñazos al vacío; con voz trémula.

Hasta el prudente economista Juan Triana Cordoví pidió que en 2025 no se siga anteponiendo la ideología a la realidad; clarito para el que quiera entender la sinrazón del patiñero en que el tardocastrismo sumió a Cuba.

La Habana, Varadero, la cayería norte y Holguín carecen de turistas desde el embullo Obama y la nueva gaveta se yergue contra El Vedado en el entorno de Coppelia, que falleció en noviembre. La mole es la expresión más alta de la estética norcoreana que aflige a la tropa gaesiana y su finado presidente.

¿Alguien sabe algo de la Zona Especial del puerto de Mariel? No atracan barcos ni florecen empresas de capital mixto; otra millonada enterrada sobre la miseria de la mayoría de los cubanos; como ese ramillete de hoteles costosos cerrados por la falta de esquimales.

La magna obra del raulato convirtió a Artemisa en provincia y a su principal dirigente en miembro del buró político, pero el Mariel sigue siendo mas conocido por la gran estampida de 1980 que por su puerto de aguas profundas para buques Post Panamá; mientras la bahía de La Habana es una gran bolsa contaminante; como ocurre con los grandes basureros que enferman la ciudad y a sus vecinos.

Los timbiriches de cuentapropistas son negocios de tres kilos que, en medio del páramo, generan espejismos, pero así no se desarrolla un país porque -sobre las espaldas de esos suicidas- descasan cien empresas estatales socialistas, que llevan años dando pérdidas asombrosas, más toda la estructura política-administrativa-represiva del pan con na, que es la mayor jinetera de Cuba.

Doce meses perdidos, echándole la culpa al enemigo y mintiendo sin cesar; que es el mayor insulto a la inteligencia y la decencia de esos cubanos sin nombre que odian y desprecian a sus verdugos; incluidos quienes fingen por miedo o conveniencia.

Y lo peor es que la tiranía sigue comportándose como el tipo aquel del chiste de Álvarez Guedes que estafa a cientos de asistentes a un supuesto concierto de Frank Sinatra y Liza Minelli y aparece en el escenario llorando y confesando que se lo había inventado todo para alimentar a sus hijos, el público acepta sus disculpas, asume que ha perdido el dinero de las entradas y comienza a irse, pero el estafador se envalentona y les grita: ¡Y recuerden que mañana hay matiné!

 

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