Por Carlos Carballido ()
Dallas.- Fue por el maestro Ulysses Pereira que recordé que no paso una Navidad sin ver La Última Tentación de Cristo, de Martin Scorsese. Y no me llame hereje.
Esta película la prohibieron en casi todo el mundo, pero Cónclave (mucho más herética), en la que una mujer biológica con biotipo andrógino es elegida Sumo Pontífice recibe hoy el aplauso del mundo cristiano.
Esta es un obra emblemática que lleva al celuloide la novela homónima de Nikos Kazantzakis, para lo cual realizó una extensa investigación sobre la vida de Jesús y el contexto histórico y religioso de su época.
Kazantzakis estudió textos bíblicos, archivos del imperio romano, obras de teología y filosofía, así como escritos de otros autores que exploraron la figura de Cristo, basados en evidencias históricas.
Su objetivo era profundizar en la humanidad de Jesús, presentándolo no solo como una figura divina, sino también como un ser humano que enfrenta dilemas y conflictos internos. Esta perspectiva fue fundamental para su interpretación de la vida y la misión de Cristo en la película de Scorsese.
Los mensajes aquí son demoledores. Un Judas histórico que no es el que nos venden, un San Pablo que reconoce la importancia de la leyenda y un Cristo interpretado por Diniel Dafoe sencillamente magistral, lleno de dudas y de brazo fuerte en los latigazos del Templo.
La Banda Sonora, ejecutada por Peter Gabriel es magistral y el fotograma final es sin duda mas épico.
Nota: Dile No a la Piratería
