
«DILE A MI MAMÁ QUE TEMO POR MI VIDA»
Por Anette Espinosa ()
La Habana.- La frase que da título a este texto es de Jorge Martín Perdomo, uno de los dos hermanos de San José de las Lajas presos desde los sucesos del 11 de julio de 2021 tras un juicio amañado, en el cual agentes de la seguridad del Estado le inventaron pruebas para condenarlos.
La prima de ambos, Betty Perdomo, se hace eco ahora de esta frase, enviada por Jorge a su madre, para advertirle que su situación de salud no es buena, como no es la de ningún preso, porque las prisiones de Cuba son casi corredores de la muerte, donde siempre padeces alguna enfermedad.
En primer lugar, la comida es un asco, no hay medicinas, las condiciones de vida son extremas y la atención médica un desastre, muchas veces metidos en lugares inhóspitos, donde el que padece alguna enfermedad corre el riesgo de morir.
«En estos casi cuatro años, esta es la primera vez que alguno de los muchachos envía un mensaje así. Y el pecho entonces se te da una revolcada, como si un rabo de nube te hubiera pasado por el corazón», dice Betty Perdomo en una publicación en sus redes sociales.
Luego dice que «Jorgito se encuentra Ho Chi Minh, uno de los peores campamentos de trabajo forzado de Cuba. Desde que llegó, no ha dejado de tener problemas con todos los represores de la Dictadura que trabajan ahí».
Los problemas de Jorge Martín tienen que ver «con que no trabaja» y porque «no ha dejado de denunciar todos los abusos y maltratos que se cometen a diario con los presos, además de las paupérrimas condiciones en las que viven. En la última visita, mientras comía, escuchó cómo le estaban propinando una paliza a otro preso, y enseguida salió corriendo para defenderlo. Esto es algo que pasa muy seguido también».
Según Betty, «el silencio nunca ha sido una opción para nuestra familia. Mi tía Marta Perdomo no pierde la oportunidad de denunciar en todas las oportunidades e instancias posibles. Muchas de esas denuncias, al difundirlas en las redes sociales, han terminado en visitas de funcionarios o supervisores de prisiones, a los cuales Jorgito ni corto ni perezoso les ha contado y mostrado todo lo que pasa en Ho Chi Minh».
Y eso es tal lo cuenta Betty Perdomo, porque la madre de los hermanos Martín Perdomo ha sido una constante y férrea defensora de la inocencia de sus hijos, y ha reclamado siempre la libertad de los presos políticos, sin escatimar tribuna donde hacer sus llamados.
Recientemente, «el jefe de la prisión, al cual se le conoce como “López”, se enojó muchísimo al saber que mi tía había dicho que, si seguía el problema de la falta de comunicación, dónde han llegado a estar hasta 20 días sin saber de él, sumándole además las horribles condiciones higiénicas en las que tiene que pasar gran parte del día de pie, iría a denunciarlos al Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP)».
La familia sabe que «el enfrentamiento que tuvo con Jorgito (con el tal López), este le sacó el spray y lo amenazó. Del resto del enfrentamiento no tenemos más detalles, pero debe haber sido lo suficientemente fuerte como para que nuestro muchacho mandara ese mensaje, el cual nos llegó por una llamada telefónica de alguien de confianza dentro del campamento, que por obvias razones de seguridad debemos mantener su identidad en el anonimato».
La familia Martin Perdomo insiste en ayuda para compartir la denuncia e insiste en que el silencio nunca ha sido una opción: «A todo el que tenga que ver con esto, ustedes saben qué se enfrentan #MamáPerdomo y toda una manada de cubanos dignos que día a día luchan por la Libertad y la Justicia Verdadera»
Betty Perdomo vive en Estados Unidos pero desde el primer día se ha sumado a la campaña por la liberación de los dos primos presos injustamente en Cuba.
Jorge y Nadir Martín Perdomo no cometieron otro delito que marchar el 11 de julio de 2021, per la tiranía le inventó una causa para condenarlos y dar un escarmiento.
En San José de las Lajas no ocurrió hecho violento alguno, no se rompieron cristales, no hubo agresión a agentes, y nadie sacó nada ni robó ninguna dependencia estatal. De hecho, no se lanzó ni una piedra.