Enter your email address below and subscribe to our newsletter

¿QUÉ MÁS PUEDE PASAR?

Comparte esta noticia

Por Adalixis Almaguer ()

Miami.- Abro mi teléfono a las seis de la mañana antes de salir de la cama -porque así vivimos los cubanos pegados del teléfono mientras tengamos encima la maldición de los nuestros en una zona de guerra- y dos llamados de atención a sus seguidores (Tan Estrada y las Taniadas) me dan los buenos días. En algún lugar serán buenos. En Cuba son cada día más inciertos.

La dictadura sigue diciendo que son 7 los fallecidos a causa de Oscar, pero no acaba de reconocer y menos actuar por los quién sabe cuántos damnificados y aún desaparecidos por la desidia gubernamental ante el evento meteorológico. Que sí, que movilizaron tropas a los puntos en los que sospechaban podía ocurrir un estallido social, y ese fue el criterio de acción respondiendo al poder y muy alejado de la necesidad de los cubanos como siempre.

Crece la angustia ante falta de noticias desde municipios de GuantánamoJenni Taboada está en un hospital y necesita estudios diagnósticos y atención especializada ahora mismo. Su hijito fue golpeado y luego puesto en celda de castigo. Ninguno de los dos ha cometido más delito que levantarse contra el monstruo castrocomunista y expresarlo abiertamente. Para los obesos dirigentes de nuestra paupérrima isla es imperdonable. Para una madre es más de lo que el cuerpo puede soportar. Coño que nunca he experimentado mayor sosiego que cuando entreabro la puerta de sus cuartos y veo a los míos dormir. Que no importa qué edad tengan. Que el universo de una madre gira alrededor del fruto de su vientre. Que Cuba es un grito sordo de horror a dondequiera que mires.

Siempre trato de poner mi foto en las publicaciones, no por tendencias egocéntricas como pueda parecer sino porque reiteradamente me dicen que no soy yo, o que es mentira. Bueno aquí estoy otra vez. Mírenme bien. Soy yo preguntándome ¿hasta cuándo?

Si sonrío en la foto es por sentir la fuerza de la tierra, por recargar batería en las flores silvestres que crecen entre la yerba. ¿Cuánto más dolor le cabe a un ser humano dentro sin que explote, sin que se rompa? ¿Hasta cuándo la sonrisa va a seguir en los labios sin llegar a los ojos?

Ya no me cuestiono qué más tiene que pasar sino qué más puede pasar porque si no lo hemos tocado ya el fondo no puede estar lejos.

¿Que más puede pasar? ¿Dónde está la empatía? ¿Dónde el coraje?

Deja un comentario