Enter your email address below and subscribe to our newsletter

JUAN MANUEL SALVAT IN MEMORIAM

Comparte esta noticia

El Vigía de Cuba rinde tributo al Gordo Salvat que, hasta poco antes de morir, estuvo trabajando al servicio de Cuba y su cultura, reeditando -junto a su amigo y compañero de luchas estudiantiles, prisión y de exilio, Alberto Muller- la revista Trinchera, nacida en La Habana de 1959 para combatir el sesgo totalitario que se cernía sobre Cuba.

Para evocar a Salvat, pedimos al poeta y editor cubano Pío E. Serrano un texto suyo en homenaje al editor más vital de la literatura cubana en el exilio, en ocasión de un encuentro sobre la diáspora ilustrada en Cádiz, ciudad española a la que muchos comparan con La Habana.


Pío E. Serrano*

Madrid.- A diferencia de otros exilios del siglo XX, desencadenados en un momento puntual del hecho político que los provocaba (pienso en la revolución rusa, en la guerra civil española o en la revolución china, entre otros), el exilio cubano se ha caracterizado por masivos y sucesivos oleajes que han aportado un dinamismo, generacional y social, siempre renovado.

Esta circunstancia ha permitido que la sociedad transterrada cubana se vea poblada por todas las capas sociales de la nación, todas sus virtudes y sus defectos, sus luces y sus sombras, sus ambiciones y proyectos.

Nuestra sociedad transterrada encontró en Estados Unidos, y en la Florida en particular, un territorio nuevo en el que reconstruir y proyectar hacia el futuro la ideación de lo cubano. Una ideación felizmente plural y contradictoria. Enriquecida en cada nueva oleada por un humus, un fermento que le impedía permanecer igual a sí misma.

Y cada oleada generó un discurso peculiar, una escritura que se renovaba y crecía en densidad. El estudio de la evolución de la escritura cubana en el exilio, y particularmente en el exilio de EE UU, será en el futuro una tarea apasionante para los estudiosos de nuestra literatura.

A diferencia también de otros exilios del siglo XX, el cubano se caracterizó desde sus inicios por una fuerte vocación cultural, si bien el contenido de esta vocación ha evolucionado con el tiempo. La procedencia profesional de muchos de los exilados de las primeras oleadas favoreció el surgimiento casi inmediato de una extensa colonia de profesores de las más diversas disciplinas, aunque las vinculadas a la filología hispánica se vieran prontamente desbordadas.

A los profesores se unieron los escritores profesionales salidos temprano al exilio y a estos los que arrastrados por el turbión histórico acudieron a la memoria, al testimonio, a la autobiografía, a la investigación histórica, al relato de ficción, a la pieza teatral o a la poesía para dejar la huella del dolor y el sufrimiento individuales, del desamparo colectivo, de la injusticia institucionalizada, de los olvidos calculados, de las manipulaciones oficiales.

Sin embargo, todo este enorme esfuerzo de la escritura cubana del exilio en EE UU habría sido inútil si desde fecha muy temprana no se hubiera creado el vehículo apropiado para su publicación y difusión. Esta es la empresa a la que se enfrentó, ya hace más de 30 años, Manuel Salvat, al fundar las Ediciones Universal en 1965.

Su catálogo formado por varios centenares de autores cubanos es una fuente imprescindible para el conocimiento de la memoria, las ambiciones, las frustraciones y los sueños de esa sociedad cubana transterrada. Bien su puede afirmar que la existencia de Ediciones Universal no sólo recogió la escritura que espontáneamente se generaba, si no que ha sido aliento y estímulo para muchos que, sabiendo de su existencia, contaban con ella para que su creación no quedara en el vacío.

Esta importante labor de aliento y estímulo para el escritor en ciernes jugó un papel decisivo en las décadas del 60 al 80, cuando los autores cubanos de Estados Unidos eran desdeñosamente ignorados por los editores españoles, adscritos entonces a la moda del izquierdismo de salón.

Han debido pasar más de tres décadas de poder totalitario en Cuba, incluido el desmoronamiento de los regímenes comunistas del este europeo, para que los editores españoles comiencen a descubrir los valores literarios de los cubanos en Estados Unidos.

Ha debido ponerse de moda “lo cubano” para que la avidez oportunista e indiscriminada del mercado del libro en España reclamase la autoría cubana, no importa ya su procedencia. Pero mientras, a lo largo de esa larga noche, el autor cubano sólo contó con Ediciones Universal para que su obra se viese impresa.

En la aventura del libro los cubanos también tuvimos que navegar solos. Únicamente una enorme voluntad creadora y una autoestima a prueba de la indiferencia y del ninguneo generalizados han sido capaces de generar un cuerpo literario tan vasto, plural y heterogéneo. Así ha crecido Ediciones Universal, apegada a una sociedad transterrada que se negaba a ser silenciada.

Y es precisamente esa voluntad de permanecer creando y de dar voz a los que se les quería secuestrar su testimonio lo que hemos querido honrar en este Encuentro al reconocer en Manuel Salvat y su familia, en Ediciones Universal, su sostenida vocación de editor y promotor del libro cubano en libertad.

* Editor cubano, fundador de Verbum.

Leave a Reply