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Por Adelth Bonne Gamboa ()
La Habana.- Hace un rato bajé de mi casa a comprar cigarros y se acercó un señor mayor, muy educado, a ofrecerme unos cucuruchos de maní. Me asombré al inicio, pues es raro desde que el colapso de Cuba se ha puesto de manifiesto más fuerte, ver a un manicero.
Hasta bromeé con el señor y le dije «ño, abuelo eso de vender maní está en peligro de extinción», a lo que señor sonriente me respondió: » imagínate, mijo, el maní está carisimo, no da la cuenta».
Al momento salió una de mis vecinas a comprarle maní. Al parecer el señor pasa todos los días y ya tiene en el barrio clientes habituales.
Estando con mi vecina, veo que ella le dice al señor «¿aparecieron los niños¿» y él le dice , «no , pero ahora me busqué una tanqueta para tener más seguridad». Al momento mi vecina y el señor notaron por mi cara que no entendía de qué hablaba y me contaron.
Resulta ser que hace unos días en la esquina de mi casa, Santa Emilia y Durege, el señor venía con sus maní en la mano, como es clásico en los maniceros y tres niños de entre 10 y 12 años le arrebataron todo el maní que llevaba. El hijo de mi vecina corrió tras ellos , pero no pudo alcanzarlos. Iban a llamar a la policía pero el señor no quiso, porque al parecer, por su lenguaje fácil, vende maní por su cuenta para seguramente complementar su chequera.
Yo aún estoy procesando la historia. En cinco minutos se pusieron ante mí todos los elementos que un día me hicieron meterme en esto de querer cambiar mi país.
Un señor jubilado, de más de 80 años, que debería estar disfrutando de su jubilación, vende maní para poder vivir y es asaltado por tres niños sin valores y sin gota de humanidad. Es demasiada calamidad para quedar callado.
Lo que se está viviendo en esta isla no tengo calificativo que lo describa, tendría que inventar uno nuevo.
Los niños, al parecer, no son de por aquí cerca, porque en esta pedazo todos nos conocemos.
Más allá del hecho de que estamos viviendo a la deriva en un país salvaje, me asusta muchas veces el nivel de violencia que vienen teniendo estas «nuevas generaciones».
Sinceramente, es muy triste estar en Cuba en esto días!.Ojalá pronto salga el sol en esta isla.