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EL PRESIDENTE DEL IMPERIO

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Por Arturo Mesa ()

Atlanta.- A diferencia de lo que sucede en otras latitudes, los regímenes totalitarios como el que gobierna en Cuba abusan de expresiones como “el pueblo” para dar la idea de que se gobierna en función de la mayoría.

Baste escuchar a Maduro a Ortega o a Díaz Canel. Es así como en cada discurso, ante un vacío de idea, se menciona la frase “el pueblo” y se habla de lo que se ha hecho para “el pueblo” aunque se haya hecho 20 años atrás.

En cambio, poco se dice de lo que se ha hecho hoy en concreto. En el mas reciente discurso del presidente de la isla la frase “el pueblo” se usó en 17 ocasiones con la misma vaguedad de idea y con la misma intención de idealizar la gestión del gobierno.

Si analizamos discursos de otros dirigentes en otros países, por ejemplo, comprobamos que las frases de más impacto son aquellas que utilizan términos como inflación, empleos, ingresos, costo de vida, índice de precios, programas etc, términos totalmente desaparecidos del discurso de quienes usan el término pueblo en su función de manipulación. Lo lógico sería que, si el interés real es el pueblo, las frases primarias sean empleos, ingresos, precios etc.

Resulta evidente que el gran éxito de quienes falsamente defienden la idea de justicia es el dominio de la manipulación y los programas o espacios destinado a ello; por un lado, si tienen que aplicar una ley antipopular te dicen que “así sucede en el mundo” y si algo “del mundo” no responde a sus intereses te hablan de “Soberanía y Revolución”. Por un lado, te dicen que no es una guerra contra el TCP y en cada reunión diseñan nuevas medidas en contra de esas empresas, sin embargo en toda la vida “revolucionaria” jamás pensaron en esas medidas para las empresas tradicionales.

En otras palabras, parece que la lucha desde la intelectualidad está perdida y seguir gastando neuronas, mientras ellos manipulan y tiene el “poder efectivo” será por gusto. No hay que olvidar aquella frase (Esto es revolución en el Poder).

Pero el colmo de los males parece ser el discurso oficial del mismísimo presidente de la isla. Tal parece que al hombre le interesa más el destino del pueblo de los Estados Unidos que el del propio pueblo que lo eligió.

Por ejemplo, en su discurso en el tercer periodo de la décima legislatura de la Asamblea Nacional, jamás usó el término salario, o ingreso, y mucho menos mejoras o empleos. Y se trataba de su alocución a la Asamblea Nacional.

El mandatario elegido por todos para crear beneficios en una isla pequeñita del Caribe mencionó a los Estados Unidos en 10 ocasiones, utilizó el término “imperio” en otras tres y otras frases como “Congreso” –refiriéndose al Congreso de allá—“enemigos” y “yanqui” en varias otras.

¿A quién está representando esa persona?

¿Es su prioridad el interés de quienes añoran ver mejorías en la isla o del imperio y Congreso de los Estados Unidos?

El mandatario en vez de hablar de “empleos”, menciona en 17 ocasiones el término vacío de “pueblo” que solo utiliza para convencer a los viejitos frente al televisor de que lo se hace hoy es continuidad de aquellos sueños de cuando ellos fueron jóvenes y les prometieron un futuro digno. No habla de inflación ni de índice de precios, ya ni siquiera de planes.

La manipulación del término es hoy el arma más fuerte con la que cuenta el discurso oficial. Por un lado “no por mucho madrugar amanece más temprano”… pero si alguien la usa en su contra: “quien madruga Dios lo ayuda”. “No es un cruzada contra las mypimes”, pero hay que ponerle orden al descontrol y alza de precios como si alguien se lo hubiera puesto a las tiendas MLC o a las ferias estatales?

“Todo lo que se hace se hace para el pueblo”, dicen, sin que sean capaces de publicar una sola producción que prometa sacar al país de la crisis; lo triste es que mis abuelos, sentaditos ante el televisor después que uno pugilateó una caja de pollo en una mypime, aplauden, me miran y me dicen: ¿viste Arturito?

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