
CUBA: DE LO LEGAL Y LO MORAL
Por Yoel Arias Hernández ()
La Habana.- Tuve un jefe, hace unos 20 años, del que aprendí no pocas cosas. Aunque tuvimos altas y bajas, lo considero aún mi amigo. Fue la primera vez que escuché la frase «hay cosas que son morales pero no son legales y cosas que son legales pero no son morales».
Él era un «cuadro centro» y yo su subordinado y estábamos hablando de la formación del salario en nuestro centro producto de un aumento decretado por Fidel para los cuadros, funcionarios y trabajadores de las organizaciones políticas y de masas, en la etapa de la llamada Batalla de ideas. Recientemente se habían aprobado otras medidas salariales como los plus para las labores técnicas, además de otras que no recuerdo bien.
El proceso de los nuevos salarios pasaba por el análisis de los puestos de trabajo. Muchos traíamos nuestros salarios históricos pues el de «cuadro» era casi siempre más bajo. Algunos, incluso, trajeron un dato que hacía palidecer al del cuadro centro. En este proceso ese detalle se eliminaría pues superaría a cualquier cifra con la que nos hubiésemos incorporado. Antes y después el salario de los trabajadores «simples», todo aquel que no era cuadro, debió ser inferior.
Entre la propuesta del salario básico y la categoría de técnico podía formarse, en la práctica, uno que superara al más alto de algún cuadro. Si esta situación sucedía, y sucedió, se enviaba toda la nómina a revisión.
Mi única subordinada directa caía en ese caso y me sentí incómodo con el procedimiento a emplear una vez que se me explicó. Aunque los argumentos fueron varios, entre ellos uno muy realista que recordaba lo difícil que era captar compañeros para nuestra labor y lograr su permanencia, recuerdo cuando aquel jefe mío utilizó la frase «hay cosas que son morales pero no son legales…».
Lo moral, lo legal y la contingencia energética.
Como en la anécdota que acabo de contar, el tema actual de la nueva normativa sobre la programación de «apagones» de 72horas de duración pasa por la óptica de que no siempre lo que es legal es moral. Le asiste a los gobiernos, legalmente, redactar, proclamar y, en caso de los decretos, aprobar normativas, de eso no hay dudas. Mas la situación que aqueja al común de los mortales, al cubano de a pie, es compleja. No es solo la inflación la que dificulta conseguir alimentos, la desaparición «de facto» de la canasta básica que elimina el único sostén moral que le cabía a nuestro gobierno con respecto a ese tema, sino la capacidad para conservar lo poco que se pueda adquirir, lo que quedará anulado por ley con esta norma.
Para conseguir alimentos es imprescindible tener dinero, en efectivo principalmente. Con la Bancarización se hizo énfasis en mecanismos que priorizan el comercio digital, pero dejar sin electricidad comunidades enteras durante tres días es inmoral. ¿De qué cajeros automáticos obtendremos efectivo durante esas 72 horas? Si enseguida que se va la corriente se cae la conexión, ¿cómo pagaremos nuestras compras si no podemos acceder a las formas de pago digitales?
¿Cómo trabajar durante tres jornadas si ya con las 16 o 19 horas diarias es casi imposible?¿Cómo reconstruir lo destruido o dañado por los fenómenos naturales, recientes y añejos, si durante la jornada diurna no hay como hacer funcionar herramientas indispensables para lograrlo?
Tres días sin bombear agua a los edificios altos. Los más altos quedarán sin servicio de elevadores por decreto.
¿Contingencia?
El uso del castellano en la Cuba de hoy se hace cada vez más raro. Los eufemismos utilizados en el discurso oficial(ista) no logran disfrazar nada y se convierten automáticamente en ofensas a la inteligencia. «Un SEN fortalecido» o «una economía que se oxigena» o «una sociedad automatizada», cuando no tenemos ni lo uno ni lo otro.
Contingencia llaman al deterioro del SEN, arrastrado desde hace dos décadas (al menos) cuando la mejor solución fue extender los parques de los llamados grupos electrógenos, parchear las termoeléctricas existentes y cerrar centrales azucareros, verdaderos grupos electrógenos durante las zafras.
No puede llamarse contingencia a una situación que no es nueva. La situación actual no es otra cosa que la consecuencia de no ser coherentes: el discurso por un lado y la práctica económica por otro. Prestamos/créditos supuestamente para ese sector que luego tomaron otros destinos. Presupuestos anuales dedicados absurdamente a un sector turístico que no crece y constituye una sangría, desatendiendo verdaderas prioridades como la agricultura y la propia generación eléctrica.
Considero que podrá ser legal llamarle contingencia, será legal estipular apagones de 72 horas, pero lo que no será nunca MORAL será cargarle las consecuencias de políticas económicas erróneas a la población, a la que le crecerán las carencias, y la calidad de vida en general disminuirá, aún más.
Solo quiero recordarles: hace poco mas de un siglo la esclavitud era legal pero nunca fue (ni será) moral.