¿CUÁNDO SE PODRÁ ELEGIR EN CUBA?
Por Adalixis Almaguer ()
Miami.- Porque cuando nací en el valle intramontano de Managuaco ya imperaba la dictadura que en más de seis décadas NO ha consentido elecciones, y quizás por eso, para una cubana como yo, votar es un anhelo que llevamos atorado en la garganta junto a lo que no podemos decir, en el mismo saco donde cargamos lo que no nos permiten leer, lo que es prohibido pensar, vestir, comer, crear.
Porque soy de un pueblo que agoniza. Mi pueblo destrozado, sin sueños, perpetuando la resistencia infértil, harto de vivir entre paredes maltrechas y calles anegadas. Mi pueblo violentado y con miedo, derrotado sin haber peleado más batalla que la supervivencia cotidiana, ahogado en la fatiga de llevar 65 años oyendo la misma mentira repetida como tantra a todas horas y por todos los rincones. Mi pueblo cansado de la interminable falacia del tirano.
La primera vez que voté rompí a llorar. Nadie entendía que me rompiera el corazón el agradecimiento pensando cuánto deseaba yo ese privilegio para los míos, a los que obligan a callar, a los que les ponen a dedo el presidente y todos los escaños -hasta el menos relevante de chivatiente de barrio- se sustentan más en la lealtad ideológica que en la virtud y la capacidad.
Ahora también hice mi parte. Mi voto entró en la urna. Aquí termina mi responsabilidad y termina también la parte profana activando de inmediato la sagrada. Al que hizo los cielos y la tierra: ¡la bola está en tu cancha!
Cuando David estaba escondido en la cueva de Adulam porque temía por su vida, Saúl entró en la cueva. David pudo matarle y no lo hizo porque reconoció que los tronos pertenecen a Dios y Él es quien quita y pone reyes. 20 años demoró David en sentarse en el trono de Israel.
«El trono no pertenece a los reyes, ni para poseerlos, ni para ocuparlos, ni para protegerlos, ni para conservarlos… LOS TRONOS PERTENECEN A DIOS!!!!!»
-Gene Edwards // perfil de tres monarcas: Saul, David y Absalon//
Lo demás es la responsabilidad ciudadana de aceptar el deseo de la mayoría, aunque no sea el mío, aunque piense que no es lo correcto, que nos va a hacer mal.
PD: ¿Cuándo los cubanos vamos a votar? Allá también estoy dispuesta a aceptar la voluntad de la mayoría. Aunque no sea mi elección, aunque piense que no es el camino o que alguien más lo puede hacer mejor. Pero de lo que sí estoy hasta el gorro es del puñado de obesos que rigen el destino de la nación -y de todos sus habitantes- como si fuera el patio de su casa.
¿Cuándo?