
CHATARRA
Por Reynaldo Medina Hernández ()
La Habana.- En tiempos de la Guerra Fría, los países socialistas, ante la imposibilidad de superar a los capitalistas en los terrenos económico, científico, tecnológico, militar, cultural y social, tuvieron la «genial idea» de hacerlo en el deportivo.
Para conseguirlo dedicaron al deporte cuantiosos recursos que debieron destinar a cosas más importantes, además de valerse de la trampa más sucia de la historia deportiva: el supuesto «amateurismo» de sus deportistas. Con su lluvia de medallas pretendieron que sus pueblos olvidaran sus necesidades, sufrimientos y desesperanzas. Eso funcionó… por un tiempo.
El Gobierno cubano pretende que siga funcionando e hiperboliza los logros deportivos, y cuando son tan exiguos como los dos últimos Juegos Olímpicos, echan mano del «medallero histórico».
Un diputado pretendió desestimar a los cubanos que ganaron medallas para otras delegaciones, y ante la opinión de un uruguayo, se burló de él porque Cuba tenía más medallas olímpicas que su país. ¿Para qué quieren los uruguayos esas medallas?, la gente que más carne de res come en el mundo.
Cuba es el país con más medallas en América Latina. ¿En serio creen que es mejor que los otros por eso? Se está mejor aquí que en Brasil, México, Argentina o el propio Uruguay. De hecho, Cuba también ha ganado más medallas que Canadá, España, Bélgica, incluso que Dinamarca, Noruega y Suiza (estos tres últimos considerados modelos de bienestar y felicidad, en encuestas en las que Cuba ni se incluye
¿Hemos construido un mejor país aquí que en esos otros?, ¿tenemos una mejor sociedad que ellos?
¿Qué hacemos con las medallas? Los medallistas siempre podrán venderlas para sobrevivir, como ya, lamentablemente, hicieron otros, pero al resto, ¿para qué nos sirve esa acumulación de metales?
No sé pueden comer, ni subirse en ellas para transportase, ni usarlas como medicamentos, para generar electricidad, cocinar o recoger la basura.
Yo, sin dudarlo, las cambiaría todas por una mejor vida para los cubanos.