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EL PUEBLO NO PUEDE SER EL CULPABLE DE LOS ERRORES POLÍTICOS DEL GOBIERNO

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Por Ramón García Mesa ()

La Habana.- La noticia ha recorrido el mundo como un hilo de pólvora, mientras que en la Isla muchos nos sentimos como convidados de piedra.

Presos políticos en Cuba serán liberados como resultado de la intervención de la Iglesia Católica, pero no bajo la presión de un movimiento cívico en la Isla capaz de obligar al Gobierno cubano a adoptar tal decisión.

Esto es lo primero que debemos de ver claro.

Sucede que no existe garantía alguna que asegure un cambio en la política castrista que impida aplicar medidas ejemplarizantes ante la insubordinación de un pueblo que reacciona ante la represión y la exclusión políticas aplicadas en contra de la ciudadanía.

Siempre será más fácil espiar pecados propios en piel ajena antes que admitir que somos responsables en lo que sucede y corregir nuestros errores en público.

Eso era lo que hacía Milton, aquel poeta inglés que cantaba y corregía sus poemas ante el auditorio. «Lástima de una humanidad folder -cito de memoria- que no premia la honestidad». Eso fue lo que dijo Roque Dalton cuando vio perder a Samuelito una partida de poker, dado que éste jugaba con las cartas al revés.

Luego lo que hace de esa decisión un acto infame es que convierte en moneda de cambio a presos políticos que nunca debieron ser encarcelados en Cuba por ejercer sus derechos.

Alguien me podría decir que en la realpolitik las cosas se manejan de esa manera. Entonces yo leería un párrafo de «Vindicación de Cuba», de José Martí; así como le exigiría a mí interlocutor un mayor respeto para con los cubanos.

Éticamente no hallo la diferencia.

Porque si la política fascista de Estados Unidos es la de hacer estallar la Isla colmando de privaciones la vida de los cubanos, la política del Gobierno cubano no puede ser culpar al pueblo de sus falencias o errores políticos.

Insisto, hace falta que despierte el país y que el pueblo se ponga en pie exigiendo sus derechos ante el Gobierno de la Isla; mientras que defiende su soberanía e integridad ante el Imperio americano.

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