
DESCANSA EN PAZ LINCOLN DÍAZ-BALART, PERO ALGUNAS COSAS DEBEN SER DICHAS
Por Lisbet Mejías.
He pensado mucho para decidirme a publicar este artículo porque siempre debemos mostrar respeto por aquellos que dejan este mundo.
Mas bien solo he querido poner en contexto que, con el fallecimiento del excongresista cubano americano, Lincoln Díaz-Balart, vuelven otra vez las tendencias del cubano de café con leche, chicharrón y la mala memoria, a olvidar que aún Cuba continúa en dictadura pese a la ausencia física de aquel que en su momento pudo cambiar el curso de nuestra historia.
Desde su muerte reciente, las redes sociales han tendido a endiosar su figura, al mejor estilo populista que padece el pueblo y el exilio cubano sin entender o reconocer que Lincoln fue más político del establishment americano que luchador frontal contra la dictadura.
No niego que haya tenido gran relevancia en el Congreso representado al Distrito 21 de Florida y que será mayormente recordado por ser uno de los arquitectos de la Ley Helms Burton contra el régimen, pero, cuando vemos la letra pequeña de dicho proyecto, encontramos que sólo exigía “reformas democráticas” en la isla a pesar que la prensa lo vendía como un anticastrista de altos quilates y ya sabemos que ser anticastrista no es sinónimo de ser totalmente de derecha republicana.
Si usted revisa el historial político de Lincoln, verá que participó en unas 12 mil votaciones a lo largo de su carrera, pero su índice de ausencias supera la media de 3,4 % para un triste 5,4 % de faltar en votaciones importantes, algunas de relevancia, durante su periodo activo desde 1992 hasta el 2011.
He conversado con varios conocedores del tema y aseguran que la figura que se vendía de Lincoln, de ser abiertamente anticastrista (en realidad era sobrino político de Fidel), comienza a cuestionarse cuando se opone al famoso Contrato con América de Newt Gingrich en la era de Clinton y que eliminó la deuda externa de EEUU. La justificación fue que recortaba fondos para financiar programas de inmigrantes ilegales y por tal motivo votó junto con los Demócratas.
Si bien se opuso al Obamacare, Lincoln fue un entusiasta defensor de Obama para eliminar la política “Don’t Ask, Don’t Tell», de Bill Clinton, que permitía a homosexuales en el Ejército siempre y cuando no hicieran su orientación sexual pública. Lincoln dijo en aquel entonces que esto era discriminatorio y en contra de su partido votó a favor de la la propuesta que ha sido la causante de las políticas de inclusividad woke dentro de las fuerzas armadas.
También apoyó a Obama cuando formuló el DREAM Act. que legalizó a hijos de indocumentados en edad escolar, desmarcándose de las críticas de su partido por haber saltado la ley y poner en lista de espera a cientos de miles de casos en reclamaciones familiares, muchos de ellos cubanos del sur de la Florida.
Los cubanos ya tenían el privilegio de la Ley de Ajuste y el Congresista propuso algo parecido como el NACARA que permitió un éxodo migratorio de nicaragüenses y centroamericanos a EEUU. Y yo me pregunto, qué tiene que ver esto con la libertad de Cuba, que se supone que era su prioridad como ahora nos dicen después de su fallecimiento.
Esta tendencia de fomentar migraciones irregulares al país siempre ha sido la agenda de los congresistas y senadores de origen cubano del sur de la Florida tal y como si estuvieran trabajando para cosechar votos de agradecimiento en un futuro. Pero vuelvo a repetir, esto en qué ayuda a la libertad que tanto cacarean y por la cual fueron electos por la comunidad cubana de la Florida.
En realidad, ninguno ha hecho nada para presionar a EE UU a que tome una postura radical y definitiva para eliminar a la dictadura. Se que su alcance es limitado, pero si todos hubiesen pedido explicaciones de por qué se sigue tolerando un régimen como el cubano, a 90 millas, mientras que por menos se invadió Granada y Panamá, entonces no me cabe duda que todos pudieran ser cómplices que usan solo el tema de la libertad para conseguir votos año tras año.
En el caso de Lincoln y desde mi opinión, hay dos hechos en la carrera política del congresista que merecen atención aparte.
La primera es que funda el Congressional Hispanic Leadership Institute , un proyecto bipartidista para formar líderes comunitarios con el patrocinio, entre muchos, de la Fundación Bacardí , una de las que financia a la líder de Cuba Decide, Rosa María Payá, quien ha sido la figura impulsada y favorecida por los políticos cubanoamericanos como única opción para un cambio en Cuba, cosa con la que estoy en total desacuerdo.
Este Instituto tiene igualmente la tarea de otorgar becas de formación empresarial y gestiona proyectos de emprendimiento en jóvenes hispanos que deciden tener liderazgo comunitario, y que, casi siempre, terminan siendo activistas sociales, pero se inclinan fuertemente hacia a la izquierda o al liberalismo, pero jamás a causas conservadoras dentro de EE UU. Muchos menos inclinarse a favor de tomar acciones contundentes contra la dictadura.
El otro aspecto que debe señalarse es que, al retirarse del Congreso en el 2011, Lincoln se dedica por entero a dirigir la organización heredada de su padre, llamada La Rosa Blanca que había fundado en Nueva York el 28 de enero de 1959 (curiosamente el natalicio de José Martí, una vez más utilizado erróneamente) y que, en sus inicios, aglutinó a figuras batistianas que de algún modo atentaron contra la propia Constitución de 1940.
Al principio, La Rosa Blanca tenía un contenido más anticastrista, pero ha sido el propio Lincoln quien le ha da dado un giro interesante que no es otro que abogar por principios como el respeto a la propiedad privada (no les recuerda esto a las MYPIMES) como base para la reconstrucción económica de Cuba, el establecimiento de un Estado de Derecho (Constitución 2019) , y una «relación especial» con Estados Unidos. Este enfoque refleja una visión de dependencia estratégica hacia Washington (cuasi Enmienda Platt) para el futuro de Cuba tras un hipotético colapso del régimen castrista.
No debemos olvidar tampoco que ha sido una de las organizaciones que en los últimos años ha favorecido el cabildeo con Capitol Hill sobre el tema Cuba y ha sido una de las que más apoyo ha dado al proyecto Cuba Decide.
Lo que me ha llamado siempre la atención es la figura de la Rosa Blanca, que, si bien es una fuerte referencia al ideario martiano, siempre es utilizada e interpretada de forma incorrecta para beneficio de aquellos que buscan mantenerse en el poder. La Rosa Blanca también tiene un simbolismo potente en organizaciones fraternales como la masonería y otras relacionadas con el SENTIDO DE AMISTAD SINCERA E INDESTRUCTIBLE. Y he aquí donde saltan las alarmas porque en tres ocasiones hemos visto a Raúl Castro igualmente con una sola Rosa Blanca en sus manos a partir del viaje de Obama a La Habana.
No tengo las evidencias, pero tampoco dudas y me sobran motivos para pensar que esto es una posible y presunta señal simbólica entre el Cóncavo y el Convexo en el estrecho de la Florida y las relaciones que hoy, supongo, nunca fueron interrumpidas de modo oficial aunque sí en una aparente ruptura, de cara al mundo.
Descanse en Paz Sr Lincoln Díaz-Balart, como un cubano más, emigrante, que logró el sueño americano incluso hasta llegar al Congreso. Pero, su lugar, en realidad, era en el Ala Norte del Capitolio Habanero, trabajando como congresista para el pueblo cubano, bajo su Constitución de 1940. La historia NO puede ser cambiada, por más que yo quiera, pero estas cosas alguien debía ponerlas sobre la mesa.
Como siempre digo #MuyFuerteTodo
Lisbet Mejías es youtuber y dirige el proyecto Generation New Republic cuya causa es restituir el hilo constitucional, restaurar la república y verla funcionando con los tres poderes divididos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. La Resistencia está comprometida en ver la República de Cuba independiente, tal como soñara nuestro apóstol José Martí.
Dios, Patria y Libertad