Por Oscar Durán
La Habana.- Ahora que estamos en economía de guerra -vaya término ese-, me viene a la cabeza Alejandro Gil Fernández. ¿Qué será de su vida? ¿Dónde estará encerrado? Un día pides confianza en la revolución y su socialismo, y al otro días eres el hombre más corrupto de Cuba y “el culpable” de todos los desastres económicos del país.
¿Qué hará esta gente con el hermano de María Victoria Gil? ¿Lo condenarán a una pena efectiva o lo mandarán a recibir delegaciones extranjeras al aeropuerto como hicieron con Felipe Pérez Roque? Sea cual sea la decisión final, Gil Fernández se dejó embarcar por su jefe y amigo Díaz-Canel y ahora está pagando los platos rotos por mantener un país en ruinas y “supuestamente” corromperse.
Y digo “supuestamente” porque es típico de estos dictadores echarle la culpa a alguien del desastre acumulado. Es más, desde que Gil no está, el dólar llegó a 400 pesos y la economía cubana está hundida a la par del Titanic en el atlántico.
La última declaración del ex ministro de economía frente a las cámaras fue que con “la unidad, con la comprensión, con todo el apoyo de nuestra población, con toda la fuerza moral que tiene la Revolución, no hay duda ninguna de que vamos a salir adelante. Y, además, el pueblo así lo comprende.”
Ya Raúl Castro, para ese entonces, lo tenía entre ceja y ceja. Se lo llevó del parque y lo mandó a un lugar que solo ellos saben. Por eso, hoy me vino a la mente Gil. Vi a su hermana cantando en un reels y rápidamente pensé en Gil. Y más ahora que estamos en economía de guerra, que seguimos pasándola mal; ahora que tenemos un nuevo ministro de economía y es como si no lo tuviéramos. Al menos Gil pedía encadenamientos productivos, aunque nadie le hiciera caso. Este de ahora ni eso hace.
Bueno, en fin, si alguien tiene noticias de Gil, me la hacen saber. Lo he extrañado por estos días. Incluso, hasta como diputado de Alquízar.
