YERNOS Y NUERAS

LECTURASYERNOS Y NUERAS
Por Esteban Fernandez Roig Jr ()
Miami.- Cierto que la mayoría de los yernos y nueras casi siempre nos salen buenísimos, y llegamos a considerarlos como si fueran nuestros hijos. Sin embargo, estoy desesperado esperando el día glorioso en que salude a un matrimonio cubano y tengan la sinceridad de decirme: “Oye, Estebita, estamos locos porque conozcas a nuestro nuevo yerno, se llama José, pero sus amigos le dicen “La Trampa”, es chantajista, cuatrero, borracho, marihuanero y “asesino en serie”… Pero, de eso nada, eso nunca sucede.
Al contrario, nos encanta hablar y presumir del compañero que escogen nuestros hijos para casarse. Casi siempre, cuando los cubanitos se casan, los padres cubanos nos hacen creer que: “¡Nos sacamos la lotería con esos muchachos!”.
Y lo mismo sucede con la nueras, y a cada rato escuchamos a los cubanos insistiendo: “¡Oye, si tú supieras lo buena que le ha salido esa muchacha a mi hijo Toribio!”.
Pero, ahí no para la cosa, y nos dicen: “Sí, chico, es buenísima, noble, religiosa, estudiosa, trata muy bien a mi hijo Tori y tiene dos trabajos”. Y una forma muy cubana de catalogar a los yernos y las nueras es: “¡Muchacho, es un pedazo de pan!”.
¿Usted no ha notado que para las suegras cubanas una de las grandes virtudes que tienen el yerno o la nuera es que: “Les encantan mis frijoles negros”. Es algo así como que existe la posibilidad de que el papa Francisco llegue a canonizar a Juanito o a Teresa porque les encantan los frijoles negros de su suegra cubana. Vaya,  San ‘Black Beans’ Johnny y Santa Teresita de los productos Goya.
¿Usted no ha notado que para los suegros cubanos una de las grandes cualidades de sus yernos y nueras es que “son muy cubanos? Yo los miro, me sonrió, acepto, les sigo la corriente, pero tengo ganas de decirles: “Chico, ¿ese muchacho no nació y se crió en Pinar del Río y tu nuera en Los Sitios? Vaya, lo extraño y lo increíble fuera que se sintieran muy chinos, muy indios o muy ingleses”.
Si los muchachos se nos casan con “extranjeros”, entonces hay que redoblar los elogios a sus virtudes para justificar “el grave error” de no haberse casado con unos cubiches.
Supuestamente los hijos políticos cubanos estaban casi listos para el Convento antes de casarse. Después viene un largo y tedioso silencio sobre “el santurrón y la novicia”. Ya no hablan de ellos y si uno les pregunta sobre “los estuches de monerías” que encontraron sus hijos se hacen los “chivos locos” y evaden hasta mencionar sus nombres.
Y uno se pregunta: “¿Qué pasaría con ‘el virtuoso y la inmaculada’?». Después nos enteramos que hubo divorcios, y que ya no consideran tan santo al santo, ni tan pura a la pura.
Por discreción no mencionamos el asunto, pero tenemos ganas de preguntar: “¿Que pasó, excomulgaron “al monaguillo” o la nuera se fue en una motocicleta con los Hell’s Angels?”.
Desde luego, repito, la gran mayoría de yernos y nueras nos salen buenísimos con la excepción del más HP de todos los que ha dado Cuba: el fallecido Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (En la foto) quien en vida acumuló más dinero que los Fanjúl producto de su matrimonio con Déborah, la hija mayor de Raúl Castro, a quien hasta le entraba a golpes.

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