DOMINGO DE DESAHOGO

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Por Gretell Lobelle
La Habana.- Hay un ego y una pretensión muy grande en evaluar aquello que se consume, en nombrar, declarar, asentar lo que está bien o mal. A mí me encanta ver desde mi retiro cómo la intelectualidad, los clúster refinados alzan su voz por los pobres de la tierra. Me encantan las posturas en defensa de un pueblo que nombran y solo se mezclan desde discursos, posturas políticas, donaciones con foto incluida o en academia con distancia.
Está el pueblo del justificante y otro pueblo que oye reguetón, reparto, anda en licra y botas de aguas, grita y vive el diario prácticamente en la calle. Este último es el que les da vómito. El mismo pueblo profundo que consume el contenido de CiberCuba que a los inmaculados parece un bodrio, fatuo y vacuo hasta que se necesita dar alcance a una noticia y se etiqueta, se pone hashtag y se cuelga en la página.
La mirada a lo justo pasa por el tamiz de entender las diferencias y más que entenderlas y respetarlas. Espero cada domingo porque es tendencia, la crítica de la receta, la oda de respeto al hambre, o la crítica al mypimero. Claro, siempre que no sea el amigo, la familia o el arsenal de comida que se postea. No es que esté bien o mal es que es muy difícil mirarse el rabo.
Aquí se ha perdido toda perspectiva. Los otros, siempre son los que están mal. Este sitio es ideal para caso de estudio justo para interpretar audiencias tóxicas, cheas, con una falta de civismo y educación, resultado del país que somos. Caldo de cultivo para desidia y tierra fértil para cualquier dictadura.
Me descoloca ver a tanta gente criticando el churre, la Diosa, los machetes de la finca de los monos, los conciertos de Bebeshito, Wampi o como se escriba, las odas y los epitafios de la intelectualidad, de muchos, a los muertos figuras públicas, le sacan hasta el sindicato pagado, el órbita que se ganó por vanguardia, quién le puso la pañoleta, como si en Cuba todos no hemos sido en nuestras vidas parte de la libreta de abastecimiento. Veo ciertos personajes y solo me pregunto, ¿habrán sido felices o la hiel que destilan es producto de un miembro zarazo en estadio temprano?
La gente feliz no proyecta tanto odio. La gente feliz no disfruta del dolor, no critica al diferente, no humilla y se vanagloria. Es triste quien dejando Cuba no ha tenido el espacio de felicidad suficiente para tener que convertir el sentido de su existencia en mirar para acá. Lo más triste es que llevan a Cuba en las venas, pero no soportan lo que es sustantivamente este pueblo.
Sigo en lo mío, es algo que me debo repetir hasta lograrlo. No soy pueblo profundo, pero trato de ser coherente, respetuosa, sobre todo abrazo lo diferente. Soy demasiado imperfecta desde mi naturaleza, tremendo punto incómodo. Ando obsesionada con entender el profundo misterio de la existencia. A mí no me convencen, nunca me han convencido, los impolutos gramáticos, los tan buenos, los líderes, los seguidos. Hay que respetar lo humano desde la propia humanidad. Hay que respetar las diferencias desde la humildad. No desde la altura y el privilegio.
La gente debería antes de postear, dedicar dos minutos a mirarse el rabo, la viga en el ojo y su tejado de vidrio. La gente más turbia y jodida están en las alturas. Hay que ser cuidadoso de lo que se proyecta en estas redes. A la larga, todos nos decantamos. Por suerte, el pueblo profundo ha sabido reconocer desde siempre la peste a mierda y a los impolutos los tiene muy bien cala’ o.