Por Mauricio de Miranda Parrondo
Cali.- El próximo domingo 28 de julio serán las elecciones presidenciales de Venezuela.
El proceso previo ha estado repleto de irregularidades por parte del gobierno, lo que me lleva a pensar en su nula transparencia, garantías reales a la oposición y la igualdad de oportunidades entre los candidatos.
El régimen de Maduro cuenta con el Consejo Nacional Electoral, totalmente parcializado. Ayer, al escuchar a Elvis Amoroso, presidente de ese órgano que en un sistema democrático normal debería ser independiente del gobierno, parecía como si en lugar de esa posición fuera uno de los jefes de campaña del gobierno. Lo mismo el ministro de Defensa, Valentín Padrino.
En sus intervenciones folclóricas en medio de pasillos de baile, Maduro, que parece ser un buen bailarín, pero es un pésimo presidente, ha amenazado con un «baño de sangre» si se produce su derrota, lo cual ha provocado estupor en políticos de izquierda como el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el ex-presidente argentino Alberto Fernández. Al primero, Maduro le respondió con sus típicas vulgaridades (y le recomendó tomar manzanilla) y al segundo lo bajaron de la lista de observadores internacionales. Y es que como es típico ya, cualquier crítica venga de donde venga es rechazada plenamente. Sin dudas, el régimen venezolano solo admite observadores que estén dispuestos a avalar un fraude electoral.
Solamente unos datos para que puedan ser tenidos en cuenta. Antes del ascenso de Hugo Chávez al poder, Venezuela era uno de los países más prósperos de América Latina. Sí, subdesarrollo, con una economía que dependía esencialmente del petróleo y con graves problemas sociales.
Pero veamos las cifras:
Producto Interno Bruto per cápita anual a precios constantes de 2015:
1999: 10.112 USD 2023: 3.757 USD
Exportaciones de Bienes:
1999: 20.963 millones USD 2023: 8.470 millones USD
Importaciones de Bienes:
1999: 14.064 millones USD 2023: 11.180 millones USD
La inflación acumulada entre 2015 y 2022 ha sido de 90.239,48% !!!!!!!!! Solo en este último año fue de 200,91% y en 2021 fue de 1.588.51%
La variación promedio anual de la economía venezolana fue -12,6% entre 2015 y 2023.
La población venezolana en 2015 era de 30,5 millones y en 2023 es de solo 28,8 millones.
La fuente de los datos proviene de UNCTAD (2024) Unctadstat.
El nivel de desastre de la economía venezolana lo demuestra la abrupta caída de la producción petrolera. En 2008, este país producía 3,23 millones de barriles diarios, mientras en 2021 produjo 650.000 barriles diarios. (Fuente: Statista)
Según el diario económico colombiano La República, considerado un periódico muy serio, afirmaba en 2021 que desde 2008 la moneda venezolana, el bolívar había perdido 14 ceros en tres reformas monetarias, lo cual es ilustrativo de una significativa pérdida de capacidad adquisitiva.
De acuerdo con la Organización Internacional de Migraciones, para abril de 2024, 7,7 millones de venezolanos tenían la condición de emigrantes o refugiados en otros países. Hasta 2023, Colombia era el principal país receptor (con 2,8 millones), seguido de Perú (poco más de 1,5 millones) y Estados Unidos (algo más de medio millón).Entre los millones de venezolanos que residen en el extranjero, solo podrán ejercer su derecho al voto 69.000 en una evidente maniobra para impedir un voto contrario al régimen.
Solo mencionaré esas cifras. Existen muchas más que demuestran el desastre de ese país. Venezuela está lejos de asegurar la salud y la educación de su población, a pesar de las llamadas «misiones» que han contado con el apoyo total de Cuba que, a costa del sacrificio de miles de cubanos, representaron un apoyo social.
Un indudable logro del «madurismo» ha sido la unión de toda la oposición. Más allá de la propaganda del régimen que les acusa de cualquier cosa que se les ocurra, desde vendepatrias a instrumentos del imperialismo, pasando por narcotraficantes, la realidad es que toda la izquierda verdaderamente democrática está dentro de la oposición junto a grupos conservadores y liberales también democráticos. Es decir, aquí no se produce un enfrentamiento entre el socialismo y el capitalismo porque el sistema venezolano es cualquier cosa menos socialista. Aquí la disyuntiva es entre la democracia y las libertades y la autocracia y el totalitarismo.
El régimen, con su política de exclusiones y violaciones de derechos humanos, junto a una corrupción galopante que ha producido el surgimiento de la llamada «boliburguesía», ha llevado al hastío a una población que ya no está dispuesta a aceptar más mentiras y mucho menos que unos cuantos se hayan enriquecido a costa de la miseria del pueblo.
Durante esta campaña, el régimen venezolano comenzó incumpliendo los acuerdos de Barbados; ha utilizado tretas para impedir la candidatura de María Corina Machado, cuya candidatura se impuso ampliamente en la consulta de las diversas fuerzas de oposición. La persecución a la campaña opositora ha sido sistemática y ha adoptado tintes mafiosos. A María Corina no la dejan viajar en avión por el territorio nacional; han tratado de impedir su desplazamiento terrestre; han cerrado hoteles en los que se alojaba su equipo de campaña y restaurantes en los que desayunaban; vandalizaron los vehículos en los que se desplazaban; han detenido a varios miembros de su equipo. Solo menciono algunos hechos de los muchísimos que denotan el pavor de los personeros del régimen ante la posibilidad de ser barridos del poder por el pueblo en una elección.
Veremos qué pasa. Siento gran escepticismo porque estoy convencido de que en caso de perder, es muy difícil que acepten entregar el poder.
Como tengo criterio político, aunque sé lo difícil que resultará por todas las violaciones que ha cometido y sigue cometiendo el régimen en este proceso electoral, deseo fervientemente la victoria de Edmundo González en las elecciones del 28 de julio en Venezuela. Sé que es un candidato de compromiso, sé que es mayor, sé que no es carismático, pero se ve que es una persona decente y al parecer, tiene una hoja de vida irrefutable.
El noble pueblo venezolano merece un mejor destino que el que le tiene reservado un régimen que ha empobrecido al país.
