CUBA, UN MENTÍS BRUTAL A LOS SUEÑOS DE LOS JÓVENES

CUBACUBA, UN MENTÍS BRUTAL A LOS SUEÑOS DE LOS JÓVENES
Por Joel Fonte ()
La Habana.- La memoria de los jóvenes que se lanzaron contra los cuarteles de Bayamo y el Moncada, fue pisoteada por Fidel Castro tras tomar el Poder.
Los movimientos más audaces, más temerarios, más liberales en una sociedad cualquiera, los protagonizan los jóvenes.
En esa edad temprana se conjugan el ímpetu, la vitalidad, el desapego extremo hacia los intereses materiales, la fuerza vibrante de una vida que aún no está viciada de los egoísmos y las miserias humanas que aparecen con la madurez, con el idealismo y la irreflexion que impulsan al sacrificio.
Así pues, tras la ruptura de la constitucionalidad en la joven república que supuso el golpe de Estado de Batista, en marzo del ’52, el patriotismo emergió con fuerza sísmica entre la juventud cubana.
Aquella no era la sociedad de hoy, con una juventud amordazada por el temprano adoctrinamiento, por la manipulación de la propaganda que la inmoviliza, que la silencia, por la prioridad que da a la emigración antes que a desarrollar la capacidad de organizarse y estructurar la lucha, la rebelión contra el Poder.
No. Aquella Cuba conservaba aún vital el recuerdo de las luchas por la independencia unas décadas atrás, la memoria de generales libertadores, de un Martí que era más que una estatua fría en el Parque Central de la Habana.
Era un contexto, además, en el que existían las instituciones propias de una democracia, había partidos políticos y un debate social vivo, había prensa libre, una prensa que alimentaba la rebeldía contra las injusticias por encima de la censura.
Esa prensa y esa historia, la suma de tantos elementos esenciales, empujaron a decenas de jóvenes a un acto de rebeldía casi suicida, organizado con muy poca eficacia, y que encerraba más simbolismo que certeza de éxito.
No fue Fidel Castro quien los lideró y llevó al combate; mucho menos fue el deseo de construir una sociedad enferma como la actual, una dictadura criminal, asesina, y cuyo drama comenzó con los primeros ladrillos de tragedia que colocó Castro desde el mismo año ’59, sino ese idealismo, ese patriotismo exacerbado de la juventud que quería salvar la república, salvar la democracia.
La Cuba de hoy es un mentís brutal a los sueños de aquellos jóvenes, es un ultraje a sus memorias.
En un día como hoy, entonces, si hay algo que rememorar es el sacrificio de aquellas vidas perdidas, de aquellos ideales pisoteados.
Y un día así; cada dia, tiene que servir sobre todo para renovar el compromiso de no callar más, de no tolerar más, de dejarle un legado de valor a nuestros hijos, de procurar la Libertad que seguimos mereciendo hoy más que nunca, los cubanos.
Basta de manipulación y mentiras. Basta de tolerar injusticias. No más temor. No más dictadura en Cuba.

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