Por Yoel Arias Hernández
La Habana.- Hace muy poco le escribí una carta pública a los científicos sociales cubanos. Les pedía que en cuanto acabase la actual crisis migratoria, salieran a hacer predicciones.
Desgraciadamente ya es muy tarde, es necesario comenzar ya. Defendía en aquella carta, estilo Santa Claus, que lo importante a determinar no eran las cifras de población restante, ya eso lo tiene Albizu Campos y no es halagüeño en lo absoluto. Lo importante es qué es lo que queda.
Entre los ancianos ya jubilados, los próximos a hacerlo y la fuerza laboral calificada tan menguada, las probabilidades de remontar este desastre económico que tenemos entre manos será cada vez mas difícil si las causas que motivan el éxodo de nuestros nacionales no cesan.
Alguien dijo q la causa de quienes ya se han ido es económica, pero la causa de los que aún no lo han hecho es también económica. Todo aquel que teniendo propiedades, casas y/o vehículos, ya ha emigrado. Muchos que el año pasado eran agricultores del interior del país, ahora son vecinos de nuestros repartos habaneros. La fuerza laboral emigra hacia afuera del país y fuera de sus localidades hacia las urbes. Hay falta de fuerza lo mismo en una finca que en el turismo, ni qué decir en aulas y policlínicos.
No podemos seguir creyendo que «todo está bien», no lo está. Y puede ponerse aún peor antes que termine esta crisis. La cifra de 8,5 millones es dato super serio, pero no se ven las señales de cambios favorables, más bien todo lo contrario.
Cada minuto cuenta y se pierde tiempo cada vez que se ejecutan medidas contraproducentes a sabiendas. Mañana ya será tarde.
