Por Rolando Feitó ()
Del baúl de las cosas inolvidables.
Novosibirsk.- El 25 de julio de 1980 zarpamos de la bahía de La Habana en el buque Rossiya rumbo al puerto de Odesa, con una breve escala de casi un día en Algeciras, España.
Recuerdo lo impresionante que fue esa lenta salida del barco por el canal de entrada, la gente llorando y buscando con la vista a los familiares en tierra que corrían por el malecón de la avenida del Puerto casi junto al barco.
Era la primera vez que la mayoría de los viajeros salían de Cuba y aunque la razón era estudiar en la URSS, separarse de la familia siempre resulta muy difícil y a diferencia de partir en avión, donde todo ocurre más rápido y las emociones del vuelo mueven tu concentración a otros temas, ese lento avance del buque junto a la multitud de familiares corriendo parecía un sufrimiento en cámara lenta.
Por fin salimos de la bahía al compás de la potente bocina del barco y lo mejor de todo es que la tristeza duró muy poco. Teníamos por delante 21 días disfrutando de una experiencia única e irrepetible, de la que guardo los mejores y más dulces recuerdos y que, por supuesto, no pienso contar.
Ese mismo día de ese año fallecía en Moscú el cantante, compositor, poeta y actor soviético Vladimir Visotski.
