HAY MUCHAS COSAS NECESARIAS, PERO LA MÚSICA ES IMPRESCINDIBLE

LECTURASHAY MUCHAS COSAS NECESARIAS, PERO LA MÚSICA ES IMPRESCINDIBLE
Por Laritza Camacho ()
La Habana.- Mi madre cantaba siempre, a toda hora. Mi madre era maestra y tenía una voz afinada, sin pretensiones de poder dedicarse profesionalmente a la música; pero muy agradable.
Le gustaba mucho ‘Penita pena’ y la cantaba moviendo los brazos en plan flamenco y hasta poniendo zetas donde iban eses…
🎶«Si en el firmamento poder yo tuviera, esta noche negra lo mismo que un pozo, con un cuchillito de luna lunera, cortaría los hierros de tu calabozo.
Si yo fuera reina de la luz del día, del viento y del mar»… 🎶Y que nadie lo dude, mi madre era la reina de la copla frente al caldero.
Cuando amanecía cantando, los vecinos pasaban y le decían «Fela (se llamaba Felicia), ¿estás contenta hoy?» y ella los invitaba, entre risas, a un buchito de café. En mi casa, a las 9am, ya se habían colado cinco o seis cafeteras. Ese era el ritual de todos los días.

El café y las canciones le atrajeron a mi madre un enamorado. Un gallego cascarrabias y mal hablado que atendía un rastro de materiales de construcción situado debajo de la ventana de mi sala. Él protestaba cuando la gente de mi edificio tiraba basura para el rastro y cuando descubría quien era, recogía todo en un bultico y se lo volvía a poner en la puerta de la casa a cada cual.

Nosotras nunca tiramos basura por la ventana y el hombre le daba las quejas a mi mamá todos los días.
Mi madre le pasaba la tacita de café por la ventana y le iba aplacando el genio… el día que la oyó cantar, se sumó a hacerle coro:
🎶«Ay pena penita pena, pena, pena de mi corazón»🎶Y la aplaudió con entusiasmo bautizándola con otro nombre, pues a partir de ese día la llamó Felicidad… todas las mañanas se oían los gritos del gallego ¡Felicidad! !Felicidad! y los vecinos jodedores le decían a mi mamá que se había sacado la lotería.
Mi madre cantaba siempre, con una voz afinada y dulce… era buena también cambiando las letras de las canciones y uno se reía mucho con eso; pero esas historias las contaré otro día.
Soy de las que pienso que, en este mundo, todas las cosas son necesarias; pero la música es imprescindible; por eso canto como mi madre, a cualquier hora, con esta voz de tripa con hambre que Dios me dió y que sirve para alegrar las cazuelas, el día lluvioso más triste, y para invitar a los amigos a compartir el buchito de café.
No se olviden nunca de ser felices… canten y sonrían siempre.
Yo sé que todo nos empuja para el lado contrario, pero canten. La libertad personal y la del mundo puede empezar con una nota tímida bajo la ducha: hasta un día en que se convierte en coro.

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