BERLÍN, CARACAS Y EL MURO DE LA HABANA

CUBABERLÍN, CARACAS Y EL MURO DE LA HABANA

Por Yoel Arias Hernández ()

La Habana.- Este iba a ser otro texto, otro texto donde iba a reflexionar sobre lo que no pasó en Cuba cuando se cayó el Muro de Berlín.

Recordaría las revistas Sputnik y los temas calientes que la Glasnot, hija cultural de la Perestroika, nos traía de allende los mares, 9550 kilómetros hacia el este. Sputnik’s que pudieran ser hoy cualquier página de Internet a la que no tendríamos acceso sin VPN.

Una de las causas de que el dominó socialista europeo no derribase la primera ficha en Cuba, fue la inexistencia de Internet. Aquella avanzadilla de la revista Sputnik enseguida fue privada de su derecho a ser leída en la isla. O sea, cero internet y cero prensa de Europa oriental. Hoy podemos saber, por filmes, libros y Wikipedia, lo rápido que el Viento de cambio (wind of change by Skorpion) sopló entre los estados satélites de la URSS y cuánto demoró el desplome de los castillos de naipes en cada uno de ellos.

Gorbachov pudo haber cambiado a Cuba y Miami para siempre | El Nuevo HeraldEn ese otro texto iba a hablar de cómo Gorbachov estuvo aquí y cómo trasmitió alto y claro la decisión de no interferir en los designios de los estados, hasta ese momento vasallos, regidos ideológicamente desde el Kremlin. Seguramente el visitante soviético habría convidado al líder histórico cubano a abrazar la reconstrucción, eso significa «Перестройка», alertándole también de un futuro difícil en el terreno de las relaciones internacionales, incluida las económico-financieras.

En ese texto habría quedado clara la respuesta dada al visitante.

Se cae un muro, uno solo…

El Muro de Berlín. Un Mundo Dividido | Exposición MadridEn cuestión de meses, dentro del propio 1989, tres o más naciones del bloque socialista inician protestas y exigen a sus máximos líderes cambios políticos en consonancia con lo que sucede en Moscú. Unos más rápido que otros logran reformas sustanciales, unos sin violencia otros no tanto. No estoy muy seguro, pero creo que aquel Muro fue protagonista de la avalancha.

En aquel texto diría que de tal avalancha no llegó a Cuba ni un copo de nieve. Casi nadie se enteró, quienes estudiaban allí fueron traídos a terminar sus carreras acá. El resto estábamos tan involucrados en «la rectificación de errores y tendencias negativas» (no confundir con Redimensionamiento) o yendo de una obra de choque a otra, policlínicos, postas médicas y círculos infantiles en aquella «fiebre del caballo», luego la llamarían «Manos a la obra», parecía que gastábamos los últimos rublos en aquellas obras.

Luego llegaron los Panamericanos del 91 y allí de seguro se dilapidaron los últimos kopecs, por desgracia a las puertas del eterno «periodo especial en tiempo de paz».

Este no es aquel texto, lo siento. Narrar como se invisibilizó el suceso geopolítico más grande de la historia contemporánea, hasta aquella fecha, no es su objetivo. Dije «invisibilizar» el proceso, al resultado sí lo conocimos, la consecuencia fue denominada «desmerengamiemto del socialismo», solo faltó decir «no los queremos, no los necesitamos», la orden de minimizar el fenómeno estaba dada.

Un impulso desperdiciado y un momentum por venir.

Este es otro texto porque fui persuadido de llamarlo de otra forma, lo cual me dio el pie forzado para este. Aquel espera su momento. Pronto sucederá algo que no pensamos tendría lugar. Un aliado de la continuidad está a punto de someterse a las urnas y parece que no le irá bien. Es más, en ese otro texto, le daba más importancia a ese suceso que a la caída del Muro de Berlín. Era 1989 y no teníamos internet, vaya, ni onda corta captaban nuestros antiguos radios. El impulso reformador europeo pasó inadvertido. Va y no era nuestro momento, la masa no era crítica entonces.

Elecciones en Venezuela: encuestas sitúan a Edmundo González Urrutia con una amplia ventaja sobre Maduro - La TerceraAhora es julio de 2024 y un entorno diferente nos rodea. No estamos saliendo de unas «vacas gordas» ni nada parecido, ni qué es una vaca ya sabemos. Desde hace tres décadas, o más, el contrato social cubano caducó y aún no logramos concretar uno apropiado «con todos y para el bien de todos».

El aliado sudamericano tiene elecciones este 28 de julio y parece que va a perder. En ese otro texto creía que sí esa derrota acaeciera, sabedores que las ondas tectónicas van a llegar acá, habríamos aprovechado su momentum. Luego de alguna que otra consulta metodológica, hasta espiritual, me hallé ante la verdad de que si alguna vez un muro nos ha de impulsar no estaría lejos.

El muro que nos contiene, hace rato está aquí, entre nosotros y no se moverá a menos que lo intentemos. Aquel texto se iba a llamar «El muro de Caracas» pero este es otro texto, donde lo importante es llegar a entender que ya fuese 1989 o 2024, Berlín o Caracas, ningún impulso es suficiente si no hay una masa crítica disponible para asumir el momentum y generar el cambio.

El otro texto espera, pero ya este hizo su trabajo.

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