Por Mauricio de Miranda ()
La Habana.- La dolarización parcial de la economía es un error, con mayúsculas. Lo dije en los años noventa. Lo dije cuando se creó el CUC. Lo dije cuando se crearon las tiendas en MLC y lo repito una vez más y lo diré hasta la saciedad.
Refiriéndose a este tema, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, dijo: «Para nada la visión de este gobierno es ir a la dolarización total… En este escenario necesitamos transitar por este camino, para que un día el peso cubano recupere su real valor». ¿Un día? ¿Cuándo? ¿Real valor? Y en otro aparte dice «Aspiramos un día a una venta estable de divisas…» ¿En serio?
Incrementar la dolarización parcial contribuirá a una mayor depreciación del peso cubano y, en consecuencia, a deteriorar aun más el nivel de vida de la población cubana que gana salarios extremadamente bajos para el nivel de precios existente y sobre todo para la población jubilada que tiene pensiones de miseria. Sí, de miseria.Basta ya de andar con frases como «población vulnerable». Respeten al pueblo. Son pobres. Y es pobreza crítica en la mayor parte de ellos, porque no pueden asegurar sus condiciones de supervivencia.
Solo hay dos opciones en materia cambiaria: 1) establecimiento de un tipo de cambio de mercado que se ajuste diariamente, con flexibilidad, para que el peso cubano sea realmente convertible (y esto como parte de un cambio estructural que remueva el sistema de funcionamiento de la economía), o 2) abandono de la moneda nacional y sustitución del peso por una moneda extranjera en la que todo el país opere, con ingresos y gastos.
Yo soy partidario de la primera opción. El gobierno está destruyendo al peso cubano y está conduciendo a que no nos quede más remedio que depender de una moneda extranjera. De hecho, ya dependemos.
¿De esa forma pretenden defender la soberanía nacional? Me daría risa si no fuera por la indignación que me produce un discurso político irresponsable e irrespetuoso de la inteligencia de los ciudadanos cubanos.
