Por Ulises Toirac ()
La Habana.- Hay cosas que traspasan la mínima humanidad. El fracasado magnicidio (y la muerte de su perpetrador y al menos otra persona en el recuento), es muy triste y bastante repudiable. No imnporta quien haya sido o quien haya querido hacerlo.
En mi criterio, no creo en teorías conspirativas. Si hay a quien no le conviene un suceso de esa índole es a… nadie con dos dedos de frente. Trump asesinado sería un desastre de dimensiones épicas para todo el mundo. Y la historia reciente de este tipo de sucesos demuestra que personas con armas y sin cerebro, hay de sobra.
Pienso en las centenares de personas a las que las balas no le rozaron la cabeza sino que las mataron. Niños en las escuelas, gente en conciertos, transeuntes… La culpa no es de las armas. La culpa no es siquiera de los locos deprimidos. La culpa es de los intereses tras la venta con pocas restricciones.
Ya casi no es noticia una matanza. Un loco con un arma suelto en un mall. Y es a donde llega un absurdo cuando no se ataja. No puede suceder ningún acto así. Y ninguna de las víctimas de esa situación, absolutamente ninguna (e incluyo al expresidente Donald Trump y el sufrimiento de familiares, amigos y seguidores) debió sufrir por eso.
Pronta mejoría y mi más profunda pena.
