EL PROGRAMA DE RAMÓN (1) ¡HELP!

CULTURA Y FARÁNDULAEL PROGRAMA DE RAMÓN (1) ¡HELP!
Por Ulises Toirac ()
La Habana.- A finales de los ochenta un programa de radio prácticamente cambió la manera de hacer radio en Cuba. Su concepto de realización fue desde el uso intensivo de fragmentos musicales o efectos de sonido con significado, hasta el aparente insulto al radioyente, pasando por un humor irreverente, explosivo e inteligente y una selección músical de quilates.
En mi muy humilde y nada especializada opinión (o sea que es tan mierdera que no sé porqué la pongo), hay un antes y un después en la radio cubana, gracias a ese punto cronológico de su historia: EPR.
Siendo programa de Radio Ciudad de la Habana (una emisora provincial) tuvimos reportes de ser escuchado en todo el país… Era una maravilla ir por el bulevard de la Habana y escucharlo en las bocinas a to trapo.
A la sazón, yo era el director del grupo humorístico «Onondivepa» y hacíamos una peña en «El Capital», que era como los humoristas llamábamos en broma a la cafetería del «Karl Marx» y se me ocurrió que para los intermedios y la entrada del público venía como anillo al dedo (o como dedo al «hueco») poner grabaciones de EPR, así que me puse en contacto con Ramon Fernandez-Larrea para copiar programas.
Ramoncito se interesó por la peña y le invité, y al final de la misma, en la conversación, devolvió el gesto y me invitó a grabar en el programa. Y allí nació una amistad que sigue hasta este segundo y de la cual me honro más yo que él.
Era un momento «fuácata» para mí (ahora que lo pienso solo ha habido momentos en que no) y aunque empecé en calidad de parvulito, pronto empecé a escribir algunos programas (que se pagaban bien poco pero era ALGO) ya más tarde me pagaron por actuar.
Ir a grabar EPR era una fiesta. Allí conocí a Luis Alberto García Novoa, a Elvira Trujillo, a Dagoberto Pedraja, a Mariela Rosales, a José Luis Bergantiños, a Fruticubis, al guajiro Danilo José, a María Luisa Morales, a María Gregoria, al inolvidable Alberto D. Pérez (a Zulema Cruz ya la conocía)… Uff (quedan más del equipo que haría esto interminable pero no me animo a dejar de mencionar a Danilo Fuentes-Viñoly y el mago Jaime «Jaimito» Almirall…).  En fin… Aquello era «cosa golda» pero de la buena.
Y hay mil anécdotas de este pedazo de mi vida, pero hay una en especial que viene muy bien con «el salve» que significó EPR:
Estábamos esperando para entrar en el estudio sentados en una oficinita de la emisora. Y por alguna razón levanté el auricular del teléfono (bendita era cablefónica) para llamar. Obviamente metí mal el dedo (nada inusual en mí) y de repente escucho:
– This is the Embassy of The United States and…
Colgué petrificado. No lo esperaba para nada y tu sabes que aquello en aquella época era más fo peste que una habitación llena de puercos esperando el 31.
Pero ese bichito malévolo que me habita me hizo levantar de nuevo y marcar «redial». Luego de escuchar toda la monserga en inglés y en español, aquello terminaba más o menos:
– …Si tiene algún mensaje urgente puede dejarlo y le contactaremos lo antes posible.
Agarré aire y grité en el micrófono:
– ¡Heeeeelp!!!! -Y colgué.
Espero que lo hayan tomado como una broma (muy idiota) y que no haya sido el detonante de ninguna de las múltiples broncas de aquella época entre los dos países.

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