Por Fernando Clavero ()
La Habana.- El velocista cubano Shainer Rengifo abandonó la concentración del equipo cubano que se preparaba para los Juegos Olímpicos en la ciudad española de Guadalajara y se suma al numeroso grupo de sus compatriotas que deciden abandonar las selecciones o las delegaciones de su país.
Mientras esto ocurre, la gente común se pregunta por qué, por los motivos, las causas de este goteo constante de deportistas que rompen con su país y se van a correr aventuras en busca de otras opciones.
Todos nos preguntamos. Y no hay que ir muy lejos para encontrar las respuestas: si todos se van, incluyendo médicos, embajadores, músicos, actores, personas normales, por qué no habría de hacerlo un deportista.
Cuba es un país muerto, y el chico, de 22 años de edad que registró el 1 de junio 9.90 segundos en los 100 metros en unas pruebas en Salamanca, también en España, va en busca de otros horizontes, unos que en Cuba nunca encontrará.
El mismo deportista, que está lesionado y se perderá los Juegos de París, que arrancarán en unos días, lo confirmó. Se queda y ya. Sabe que en otro lugar del mundo, aún cuando se termine su carrera como deportista, que suele ser muy corta para los velocistas, tendrá otras formas de ganarse la vida, algo que no ocurre en Cuba. Y si alguien tiene dudas, que se lea una entrevista de hace un año que le hizo Trabajadores a Osvaldo Lara, medallista olímpico en Moscú 1980.
En Cuba no hay futuro y no solo se van personas comunes y deportistas de alto rendimiento, sino también niños de equipos infantiles de béisbol, solo porque es agobiante vivir entre el hambre, los apagones y las mentiras del castrismo.
No hay otra explicación. No la busquemos más.
