NO HAY PEOR CIEGO

CUBANO HAY PEOR CIEGO

Por Yoel Arias Hernández ()

La Habana.- Cuando no podemos entendernos con alguien, a pesar de usar argumentos sólidos, decimos que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Actitudes así hacen casi imposible un diálogo. Sesgo cognitivo, algo que recién conocí, posiblemente sea la causa más común de estas situaciones.

Si bien podríamos permitirnos una enemistad eterna con algún familiar, cónyuge o amigo que no atiende razones, no lo podemos consentir cuando se trata del futuro de la nación. Aportar, a tiempo, argumentos que pueden evitar medidas contraproducentes para la sociedad en su conjunto y recibir como respuesta ofensas, descrédito o silencio (en el mejor de los casos) se ha convertido en algo cotidiano para los que a diario levantan sus voces para cuestionar al poder en Cuba.

La maquinaria de la política oficial, desde arriba, pasando por los medios de prensa, organismos represivos y terminando por los cibercombatientes sin rostro, arrolla en su caída libre todo pensamiento lógico y la queja o reproche que le acompañan. No importa cuan mesurados, oportunos y auténticos sean estos últimos, el peso de una consigna vacía, desde las tribunas más altas o las más bajas y abyectas, consigue posicionarse como verdad absoluta en un discurso monopólico y opresivo.

Solo un objetivo tiene tan sucia conducta: intentar mantener una narrativa que consiga que las mentes aun prisioneras del adoctrinamiento o la zona de confort no cambien su estatus y, a la vez, defender a capa y espada su papel de víctima en su eterno conflicto con el vecino del norte. Por supuesto, el premio es mantenerse en el poder pues, si su estrategia funciona, la masa no se vuelve crítica y el momentum no es suficiente para hacer peligrar su estabilidad. Como se dice: en política no hay nada al azar.

Decidir ser ciego ante lo evidente es una apuesta que trae consecuencias y estas cobrarán en el momento oportuno. El desgaste, para el régimen, que tal postura trae consigo es precisamente la perdida de credibilidad y de adeptos. Al parecer es un precio que están dispuestos a pagar en un callejón, que se hace cada vez más estrecho, en el que solo les va quedando la represión y el terror.

Culpar a otros, aún cuando los pruebas apuntan hacia ellos mismos, intentando desviar la atención, les funcionó en el pasado. Hace tres años, a pesar de tener una seria crisis interna por malas decisiones y un manejo incorrecto del COVID, todo enrarecido por una Tarea Ordenamiento, que no encontraron peor momento para aplicar, culparon al eterno enemigo de un hecho singular en la historia reciente: el estallido social del 11j. ¿Cuantos vídeos no hay por todo Internet de aquel día? ¿No es evidente la masividad de las protestas? ¿No fue la actitud cívica inmensamente superior a los actos vandálicos?

La respuesta decente y lógica deber ser siempre afirmativa pero no para el poder.

Un parteaguas del supuesto «apoyo monolítico a la revolución» ocurrió ese domingo de julio hace tres años, una respuesta acorde al nivel de desesperanza de las capas más humildes, aquellos del fondo del caldero. Otro parteaguas fue la indigna «orden de combate» desde las alturas para el enfrentamiento fratricida en lugar de una contención oportuna y un diálogo sincero, no los monólogos que se escenificaron días después, donde solo se oyó el mismo discurso desde bocas distintas. La historia reciente recogerá ese momento y no permitirá que sean absueltos sus actores.

La ceguera persiste, tres años después, como quien no mira el pasado para aprender, las mismas circunstancias se abalanzan para poner a prueba, una vez más, al poder. Otra vez una crisis sanitaria, en peores condiciones que en 2021. Crisis financiera, escasez de circulante, inflación galopante. Pobre alimentación, desastre agrícola, desabastecimiento en casi todos los órdenes. Aún así, las medidas que se adoptan son las de un ciego, y sordo, que no ve la realidad ni escucha a quienes si la ven y padecen, medidas que no harán más que dificultar la vida del pueblo, del cubano de a pie, con más mercado negro, aumento de precios y más desabastecimiento.

Si este escenario no es similar al de julio de 2021 no se qué pueda asemejársele más. Con estos síntomas en consideración, el que no vea es que no quiere ver. Por suerte, la Historia lo verá claramente y hará su juicio.

¡Viva Cuba!

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights