EL 11J: LA LIBERTAD HA DE SER EL ÚNICO OBJETIVO

CUBAEL 11J: LA LIBERTAD HA DE SER EL ÚNICO OBJETIVO
Por Eduardo Díaz Delgado ()
La Habana.- El 11 de julio de 2021 fue un día singular en la historia reciente de Cuba, una jornada que muchos recuerdan con una mezcla de nostalgia y esperanza. Ese día, una gran parte del pueblo cubano salió a las calles a protestar. Aunque las protestas no fueron las primeras ni serán las últimas, los detalles de esa fecha nos ofrecen lecciones valiosas. No necesitamos otro 11 de julio, necesitamos un día que nos lleve a la libertad. Vamos a desglosar las causas que llevaron a este levantamiento.
CAUSAS
La pandemia de COVID-19 estaba en su apogeo, exacerbando una crisis económica que ya se venía gestando desde antes de 2020 en un país cuyo estancamiento era evidente, incluso desde Plutón.
En medio de esta situación, el gobierno decidió sustituir los productos de las tiendas en CUC por una nueva moneda, el MLC. Este cambio fue una versión aún más perversa del sistema anterior, y sus fallas se debían directamente a la mala gestión gubernamental. El desabastecimiento era comparable al de una guerra, aunque el gobierno culpaba a un bloqueo externo, cuando en realidad eran sus propias políticas las que restringían la llegada de alimentos a ciudades clave como La Habana. Los camiones que intentaban pasar los controles corrían el riesgo de que les decomisaran la carga o de tener que pagar multas exorbitantes, lo que inflaba los precios y tensaba aún más la situación.

La falta de turismo, debido a la pandemia, llevó al gobierno a reabrir el país en un momento crítico, lo que desató una crisis sanitaria. Los hospitales, ya en mal estado, se vieron saturados y recibieron una fracción mínima de la inversión que se destinaba a la infraestructura hotelera, a pesar de que no había turistas a la vista. Además, la planta generadora de oxígeno, crucial en ese momento, tenía problemas desde el inicio de la pandemia y el país consumía más oxígeno del que podía producir. Este problema se mantuvo en secreto hasta que la falta de oxígeno se hizo evidente y la crisis hospitalaria era innegable.

El descontento se agudizó cuando el gobierno descuidó las infraestructuras de generación eléctrica, mientras seguía levantando lujosos hoteles vacíos. Los apagones eran constantes y la población estaba cada vez más molesta. En medio de esta crisis, las redes sociales se convirtieron en un hervidero de tensión y descontento. La pandemia dejó a la gente con poco que hacer más que colas y compartir su frustración en línea. Movimientos como el de San Isidro y el 27 de noviembre demostraron el creciente descontento.
La crisis llegó al climax con las protestas de julio de 2021, transmitidas en vivo a través de Facebook. La chispa que encendió las protestas fue la combinación de descontento acumulado y la desesperación de una población agotada por años de malas políticas y represión.

HECHOS

El 11 de julio amaneció caluroso y tenso. Las primeras protestas comenzaron en San Antonio de los Baños, un pequeño grupo de cubanos, hartos de la situación crítica, decidió salir a la calle. En otro país, estas condiciones habrían detonado una crisis mucho antes, pero en Cuba, donde protestar es algo inusual, este acto fue monumental. Las redes sociales, especialmente Facebook, se llenaron de transmisiones en vivo. Miles de cubanos en otras localidades comenzaron a sumarse, impulsados por la crisis y el malestar acumulado.
La reacción del gobierno fue rápida y contundente. Mandaron a trabajadores estatales y tropas especiales, vestidos de civil, a reprimir las protestas. El presidente hizo un llamado a una «orden de combate», una frase que, aunque podría interpretarse de manera figurada, se aplicó literalmente. La represión fue brutal, con numerosos testimonios y pruebas de abusos por parte de las fuerzas del orden. La violencia estatal recordó a muchos los días oscuros de la represión bajo Batista, pero esta vez, era la propia revolución la que reprimía a su pueblo.
Paralelamente, algunos aprovecharon el caos para robar en tiendas y centros comerciales, actos condenables pero que el gobierno utilizó para desacreditar todas las protestas como actos vandálicos. La maquinaria de propaganda del Estado se encargó de distorsionar los hechos, presentándolos como meros disturbios por apagones y no como un clamor por libertad. Los días siguientes vieron un corte de Internet, una intensa campaña propagandística y una cacería de brujas contra los manifestantes, que resultó en sentencias desproporcionadas incluso por delitos militares como la sedición.
CONSECUENCIAS
Más allá de los motivos inmediatos para protestar, el pueblo cubano necesita una coyuntura, una oportunidad, un detonante para expresar su descontento. La situación en Cuba cambia, pero no mejora; a menudo, simplemente pasamos al modo de supervivencia. El 11 de julio debe ser un día que nos enseñe, no un romance con el pasado. Necesitamos un día que nos lleve a la libertad, un día en el que realmente podamos alcanzar lo que ansiamos.

Debemos aprender de esa experiencia, tal como el gobierno aprendió a sofocar las chispas de descontento. Nosotros debemos ser más rápidos en identificar las señales, entender que es todo o nada, que no hay vuelta atrás hasta lograr el cambio. Debemos recordar que los represores también tienen necesidades, que sus familias sufren y que deben reconocer el oscuro papel que juegan.

El 11 de julio nos mostró que hay más personas deseando un cambio de las que imaginábamos. Necesitamos encontrarnos, todos juntos somos más fuertes. Descubrimos que el gobierno no se retirará voluntariamente, que para ellos, nosotros somos el enemigo.
El 11J nos enseñó que muchos de los represores se irían si pudieran.
Es difícil que se repita otro 11J tal cual. El día que esperamos no será otro 11J, el gobierno le tiene pánico a ese tipo de levantamientos y se cuidan de que no ocurra de nuevo. Pero, aunque es difícil, la vida para nosotros ya es difícil. Lidiar con las consecuencias de no hacer nada también es difícil, probablemente aún más. La lucha continúa, y aunque el camino es arduo, la libertad es un objetivo que vale cada sacrificio.

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