Por Oscar Durán
La Habana.- Diablos, ¡qué difícil me la pusiste! Esa fue la respuesta que le di a mi padre cuando me preguntó qué haría hoy 11 de Julio. Mi papá tiene miedo. Yo también. Y quisiera saber cómo quitarme ese miedo de una vez y por todas.
Si la mitad del pueblo cubano tuviera la libertad mental de Luis Manuel Otero y la de José Daniel Ferrer; la valentía de Maykel Osorbo y los hermanos Perdomo, hoy la isla de Cuba fuera otra cosa.
Desde el lunes tengo un Seguroso de guardia en la puerta de mi casa. No puedo salir hasta el viernes. Se identificó como el Teniente Roiniel y me lo dejó bien claro: “ si sales, vas preso”. Le cogí lástima al Teniente, debo confesarlo. Quizás el Teniente también me cogió lástima porque no he sido capaz de decirle cuatro cosas por acosador y violador de derechos humanos.
Hoy nadie saldrá a protestar en Cuba y la Seguridad del Estado lo sabe. La dictadura piensa que es por apoyo a su desgobierno, o por lo feliz que es el cubano en su Patria. Nada está más lejos de la realidad. El cubano no se ve hoy llenando las calles pidiendo libertad, sin embargo, dentro de cuatro paredes, se está cagando setenta veces en Raúl Castro y en la progenitora de Miguel Mario Díaz-Canel.
Es difícil de explicar, pero todos sabemos que es así. El Primero de Mayo llenamos las plazas del país por miedo, y el 11 de Julio no salimos a las calles por miedo. Somos unos esclavos medievales que venimos a aprender de democracia cuando llegamos a Hialeah y vemos una pancarta bien grande que dice Trump 2024.
La línea hay que cruzarla aquí, en la caliente. Los tiempos de gritar “Pa’ lo que sea, Fidel”, se acabaron. Ahora se dice “Patria y Vida”, o Díaz-Canel, Singa’ o”. Pero no dentro de cuatro paredes. Hazlo por tus abuelos, tus padres, tus hijos. Pide comida, medicina, electricidad, escuelas decentes, hospitales de calidad y, sobre todo, dignidad.
No permitas que te digan confundido. Tú no estás confundido. El cuento uno lo tiene clarito, pero no queremos dar el paso definitivo. Es como si nos quedara mucho por hacer. Y también mucho por sufrir.
