Por Ulises Toirac
La Habana.- Tú sabes que a mí me gusta meterme en candela… Y es por eso que ahora pienso varias cosas acerca de la «información importante para toda la población» de anoche.
Lo primero que tengo que dejar muy claro antes de que se echen a volar las tiñosas al azul del cielo, es que soy antiviolencia. Los métodos violentos no es lo mío. Más allá de lo enclenque que siempre he sido para estar enredado a los piñazos; igual, las pocas veces que sucedió, me demostraron que «violencia genera violencia», como apuntan los estudiosos, y que «en una bronca cualquiera coge un papazo», diría el incuestionable poeta del puerto.
Dicho esto, también tengo que un poco sonreír a la idea de ingresar ilegalmente a Cuba a estas alturas del campeonato. Hacerlo con pistolas y municiones (así sean de cartulina), pretender luchar con eso y tres socios para lograr nada. Me parece (para no tildarlo de otra manera) bastante inocentón de cualquiera sea el ingenio que haya detrás y el del propio motociclista. Que por cierto, está metido en más candela que Hatuey.
Y lo otro es el uso del término «terrorista». Que yo sepa, así se clasifica a quienes siembran el terror aplicando violencia indiscriminada contra civiles. Y no era el plan. Pónganle otro. Ese no pega, según lo veo yo. Remítanse a la historia de este propio país por más dudas.
En fin, prosigan. Humildemente, Hatuey.
