EL LLANTO DE UNA NIÑA CUBANA

CUBAEL LLANTO DE UNA NIÑA CUBANA

Por Manuel Viera ()

La Habana.- Vi llorar a una niña este lunes. Y después me han escrito varios amigos preocupados porque he publicado varias veces sobre la temática de Wingo, sobre la estafa a miles de cubanos que iban en busca de sus sueños.

Personalmente, no he sido afectado, pero detrás de ese asunto hay mucha turbulencia, presiones a aerolíneas, acuerdos de gobiernos, incluso inescrupulosos intereses de algunos que lucran con los sueños de las personas.

Hay «seres humanos» que, en algún lugar del planeta, se montaron «agencias de viaje» que luego triplican y hasta cuadriplican el precio de los pasajes para quienes no tienen otra aspiración que soñar.

Puede que alguno ni lo imagine, pero algunas de esas camionetas nuevecitas que hoy entran sin bloqueo y ruedan por la Habana se pagaron con los sueños de muchos de nosotros.

Volar a Nicaragua cuesta a un cubano lleno de sueños más caro que volar a China. Mucha turbulencia permitida, arropada, apañada… Intereses muy turbios rodean este asunto que convierte la desesperación en negocio y que ha hecho millonario a más de uno.

No, no perdí un centavo, no tenía pasaje en Wingo. De hecho, no tengo pasaje a ningún lugar fuera de Cuba, aunque tengo sueños.

La cuestión fue que vi llorar a una niña porque estafaron a su madre y lo perdieron todo. La escuché gritar que no quiere vivir y pareciera que a nadie le importa. He publicado por eso: porque vi a una niña llorar desconsolada, porque no dejaron volar sus sueños y le robaron su vida. Vi a esa niña llorar y me rompió el corazón.

«¡La emigración no se resuelve encerrando a los pueblos ni matando sus derechos, se resuelve creando bienestar y generando felicidad!»

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