Por Woody Alguacil Cubano
Kingston.- Sí me gusta el deporte, sí lo disfruto y creo ser un conocedor del mismo. No puedo dejar de hacer este post a uno de los mejores jugadores de la historia del balompié. Quizás este atleta nunca le diga a nadie que se va, quizás se vaya y lo sepamos mucho después. No puede con eso, es un feroz competidor que no podría jamás admitir la llegada de su final.
Por lo menos preparen un hermoso amistoso contra Argentina, España o Inglaterra para despedirlo con su Portugal. Ha terminado una era de hazañas, de golazos, de rivalidad enconada con Leo Messi; una era de hambre de ganar, de competitividad, de intentarlo todo contra todos y en cualquier lugar.
Cristiano Ronaldo ya no es el mismo. Hace rato no lo es. Cuando el técnico Dos Santos lo dejó fuera en un partido importante del Mundial en Qatar, la prensa le cayó encima -hasta la propia Georgina-, le dijeron horrores al técnico cuando tenía razón. Ya CR7 no daba más, y estaba atascando el juego de una nueva Portugal.
¿Pero por qué insistía en seguir? Lo hacía por competencia con Messi. Desde que aquella periodista le preguntó en una gala del Balón de Oro sobre si podía retirarse a la par de Messi, para este gran jugador ha sido un estilo de vida mantenerse en forma y competir hasta el final.
No es lo mismo jugar que competir. Un tipo que tiene para retirarse y vivir como pocos, decidió llevar la competencia hasta no poder más y quizás muchos hoy lo vean como un fracaso como ha terminado. Yo lo veo como una gran valentía, un coraje enorme, un hombre que no tuvo miedo hasta el final, aún sabiendo que ya las piernas no le daban más, pero su mente es tan fuerte que le podía siempre hacer triunfar.
Hoy se despide un monstruo, un jugador de respeto, un jugador determinante, un jugador lleno de historia, de logros, un jugador lleno de hambre de ganar. Siempre recuerdo una entrevista que he visto varias veces, donde justo el día antes de una final de Champions League alguien le pregunta: mañana quieres marcar, ¿lo deseas? Y dijo, en idioma español y elevando los hombros: «…no me importa, el equipo, ganar, ganar, ganar… ah» -hizo un suspiro enorme- y volvió a decir: «…GANAR».
Gracias por todo, Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, gracias por tu fútbol. Hasta la vista, vaquero.
