SI CONOCES AL COCODRILO Y SABES QUE ES UN DEPREDADOR, POR QUÉ QUIERES VIVIR CON ÉL

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Por Elier Vicet ()

Santiago de Cuba.- Partamos del hecho de que nadie tiene derecho de agredir a otra persona, de maltratarla, ni de hacerle cualquier tipo de daño físico o psicológico, pero si sabes que el cocodrilo es un depredador, porque lo ha hecho anteriormente, por qué te enrolas con él.

Los feminicidios forman parte de la vida del cubano. Cada semana ocurre al menos un caso en cualquier parte de la geografía de la isla, pero hay otros, el de las lesiones con armas blancas contra las mujeres, que no se quedan atrás y que, al contrario, se multiplican.

La prensa oficialista, como es de esperar, no se hace eco, ta vez por aquello de que si no lo decimos, es como si no hubiera ocurrido, pero las personas, las mujeres, los familiares, debemos ser más cuidadosos y alertar, llamar la atención, intentar convencer, precaver, que a veces suele ser muy importante.

Hace unas horas, a la santiaguera Tatiana Alcolea, su pareja le cortó la cara. Se desconocen los motivos, pero cualquiera que haya sido, no tiene justificación, y este hombre, Carlos Manuel Correa Leyva, debería ir a prisión, y que pague allí por lo que hizo, sobre todo porque es reincidente.

Y a eso es a lo que quiero referirme: el tal Correa Leyva es reincidente. El ataque a Tatiana Alcolea, madre de dos niños pequeños, a quien le desfiguró el rostro, no es el primero en su haber.

Antes, hace ya unos años, atacó a machetazos a otra de sus parejas, y le cortó todos los brazos: «Carlos Manuel tenía una mujer llamada Yaíma, que vive en el Reparto San Pedrito. Ella tenía dos hijos y él la ‘machetió’ toda, se le veía los huesos de el brazo y otras partes del cuerpo, aquello fue desastroso y todo sucedió delante de los dos niños pequeños de Yaima».

La historia, recogida por el influencer Yosmani Mayeta Labrada, la cuenta alguien cercano a los hechos, una persona que conoció a Correa Leyva y que vivió de cerca los sucesos relacionados con su otra víctima.

Entonces, a mí se me ocurren algunas preguntas, entre ellas la de ¿cómo es posible que conozcas a una persona, que sepas que estuvo involucrado en hechos de sangre anteriores, y aún así te arriesgues a vivir con él, incluso con niños pequeños?

¿Vas a creer que una vez usó un arma blanca para atacar a una mujer indefensa y solo porque eres tú, no lo hará de nuevo? ¿No hay otros hombres sin esos lastres con los cuales formar un proyecto de vida en paz y tranquilidad? ¿O fueron tan limpias sus promesas y su comportamiento hasta el momento del ataque que valía la pena estar a su lado tranquilamente?

Cada cual es dueño de hacer con su vida lo que mejor le plazca, pero como seres humanos con niños a nuestro cuidado, tenemos la obligación de ser responsables, y debemos medir cada paso que damos, porque después nos pueden ocurrir cosas como las que le pasaron a Tatiana.

Apelando a otros términos: a nadie se le ocurriría meterse en la jaula del león, o donde viven los cocodrilos, porque sabe que, a la corta o a la larga, su instinto primará.

Y como ya sabemos que el gobierno no se preocupa mucho por esas cosas, que más bien las tapa o las esconde, toca ser sensatos, cautelosos y evitar ese tipo de relaciones tóxicas que en casi ningún caso terminan bien.