A LOS HERMANOS DE LA FE, ANTE LOS ROBOS Y EL VANDALISMO EN LAS PARROQUIAS

ARCHIVOSA LOS HERMANOS DE LA FE, ANTE LOS ROBOS Y EL VANDALISMO EN LAS PARROQUIAS
Por Rachel Susana Díaz ()
La Habana.- En la tarde del sábado, mi parroquia, la comunidad de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de Santos Suárez, en Diez de Octubre, sufrió un intento de robo que, afortunadamente, fue avistado y detenido a tiempo por nuestro párroco, quien interceptó al ladrón cuando este brincó la reja para acceder a los espacios del templo y la casa parroquial.
Al ser interrogado por sus motivaciones, el señor argumentó que lo hizo para buscar una pastilla. Con lo cual no sé si compadecerme de un hombre que a todas luces insulta nuestra inteligencia, o pensar en el nivel de degradación al que hemos llegado como sociedad, que hace que un individuo se embarque en una empresa tan suicida.
Las razones de este hombre las desconozco. Como desconozco las que impulsan a quienes han roto los vitrales y cristales de la Iglesia de San Antonio de Padua en Arroyo Naranjo, hecho denunciado hace unas horas por el P. Kenny Fernández.
Como desconozco el móvil detrás de quienes han perpetrado, por más de un año, sucesivos hechos vandálicos en la Parroquia del Sagrado Corazón de Línea del Vedado, que acompaña el P. Lester Zayas. Asimismo, el pasado 2 de junio compartí la denuncia de la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, en Baraguá, donde han recibido 10 robos en lo que va de año; y más de 50 hacia la comunidad.
Ya que a nadie le interesa nuestro patrimonio eclesial, que tanto trabajo nos cuesta conservar, que debe durar décadas y que otras tantas veces no podemos reemplazar, por el cual no recibimos remuneración o hallazgo en caso de robo (como tampoco lo reciben los ciudadanos de a pie con las propiedades que les cuesta una vida obtener), presento mi forma de contribuir.
Soy corresponsal para Cuba de EWTN Noticias, canal católico de comunicación. Y le anuncio por esta vía a los hermanos en la fe, que estaré recolectando todo el material posible para socializar las denuncias y exponer nuestro nivel de indefensión en tal asunto. Quienes desde el ejercicio de su libertad, y habiéndolo orado, deseen brindarme alguna declaración al respecto -sea a cámara o en formato audio- lo recibiré y agradeceré, porque formo parte de la Iglesia en Cuba, y también sufro las vejaciones constantes a las que somos sometidos.
En caso de que existan laicos, religiosas o presbíteros que no deseen ser referenciados, pero sí tengan dominio de los hechos vandálicos de que han sido sujetas sus comunidades, pueden escribirme por interno a mis redes sociales. Sé que sabrán cómo llegar a mí.
Garantizo anonimato en caso de que así lo soliciten. Cada estadística cuenta, y solo unidos conseguiremos ser respetados. Evitemos que a otros hermanos les roben. Evitemos que lo hagan nuevamente con nosotros, si es que ya lo hemos sufrido.
El patrimonio que hay en las iglesias y capillas (y hablo en este sentido del material), es del pueblo de Dios. Obedece a una celebración, a un culto, a una vivencia, a un testimonio, y en ocasiones a una necesaria dimensión social que nos permite auxiliar a quienes peor lo están pasando.
Cuando alguien a plena luz del día es capaz de saltar una reja tan notoria como la que tiene mi comunidad, es porque ha entendido que hay unos límites de impunidad en los que puede actuar. Amén de sus necesidades. También porque, como cubanos, bien entendemos esa máxima popular que dice que «quien va a robar, va dispuesto a todo». En el amor evangélico que nos une, sabemos además que robar es pecado. Y que la exposición prolongada a la deshonestidad, tiene consecuencias graves en la configuración moral de cualquier sociedad. El silencio también nos vuelve cómplices.
Por mi parte, brindo los modestos recursos de que dispongo. Hagámonos escuchar.

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights