Por Oscar Durán
La Habana.- Un día como hoy, hace 17 años, murió Vilma Espín, la esposa del tipo que gobierna una isla desde una sofá-cama y comiendo masa frita de cerdo. Posiblemente, ni el propio Raúl Castro se acuerde del día del fallecimiento de su compañera de vida.
Raúl está para otra cosa. Recuerden que hay dos mujeres valerosas llamadas Alina Bárbara López Hernández y Jenny Pantoja detenidas porque iban de camino a La Habana a realizar una protesta pacífica. Y esto, para la dictadura, es más importante, incluso, que el legado de quien fuera la Primera Dama de Cuba.
Aunque, a decir verdad, ¿qué legado dejó Vilma dentro de la sociedad femenina cubana? Las ciberclarias hablan de que fue la impulsora de equidad y justicia social, de bienestar y derechos en las mujeres y de no sé cuántas mentiras más. Entonces, viene la pregunta del millón: si en Cuba existe tanta protección hacia la mujer , ¿quién protege a Alina y Jenny de las arbitrariedades del régimen castrista?
Todo es una mentira en el planeta Castro. La Federación de Mujeres Cubanas (FMC), si nos dejamos llevar por los comunistas, es la institución líder en el mundo en cuanto a la protección de mujeres. Sin embargo, es todo lo contrario. Una entidad que se respete, se pronuncia por la detención de estas dos valerosas mujeres, emite una declaración, convoca a una marcha y forma tremenda bulla en las plataformas virtuales.
Pero no será así mientras la familia Castro mande en Cuba. Somos nosotros, “los gusanos”, “los contrarrevolucionarios”, quienes debemos denunciar y exigir la pronta liberación de Jenny y Alina. Están desprotegidas, aunque tengan un pueblo a su favor.
Mientras tanto, y en medio de esta detención, la prensa cubana se ha soltado esta joyita sobre la figura de Vilma: “A Ella, la luchadora de la Sierra y el Llano, la madre de familia, debemos la elaboración y posterior aprobación de un Código de familia que, refrendado en 1976, se convirtió en un documento legal avanzado para su época; el mismo que sirvió de antecedente al actual Código de las Familias en el que se ponderan el amor y los afectos por encima de todas las cosas y en el que, además, se refuerzan los derechos para todas las personas”.
Vivimos en un país de mierda, donde la impotencia te lleva a aguantar buches de sangre. Raúl Castro ya no se acuerda de cuando murió su esposa, pero desde ayer no duerme trazando una estrategia para tener entre la rejas a dos mujeres de bien, nobles, inocentes y valientes.
Miseria humana es la definición justa a todo esto. No encuentro otro calificativo.
