Por Manuel Viera ()
La Habana.- He disfrutado mucho hoy de la polémica desatada con la publicación que hice temprano sobre Mijaín López. Aprendo mucho de la polémica y la controversia. Era eso lo que quería, de ahí que el título sea precisamente «controversial».
Respeto mucho el criterio de aquellos que lo detestan como persona por lo que hizo en Chile. Yo tampoco apoyo ese hecho y lo repudié públicamente, con mucha fuerza, cuando sucedió, pero eso no quita que sea mi bandera la que suba a lo alto.
Vivimos criticando al comunismo porque ha politizado el deporte y le respondemos haciendo lo mismo. El hecho de que Mijaín sea comunista no lo hace un mal deportista y sus actos, que de hecho afectan su imagen, lo convierten en un héroe para unos y en una mala persona para otros, pero tendría que ser un buen deportista para todos.
Recientemente disfruté de un documental argentino donde se hablaba de que el deporte unía al pueblo, porque para ver un partido de fútbol de la selección argentina no había clubes, ni partidos, ni ideologías que separaran a la gente.
Llevo años «intentando» formarme como político y es algo muy difícil en un país donde solo se puede ser político si eres comunista. Si me hubiese gustado el enfrentamiento, el radicalismo o la violencia me hubiese formado como militar. Mi postura política siempre será la misma y siempre seré consecuente.
Detesto el comunismo y aspiro a una sociedad democrática de derecha. El fanatismo y el radicalismo político no son buenos ni a la derecha ni a la izquierda.
Si mañana en Cuba se instaurara una dictadura de derecha, un gobierno antidemocrático de derecha, me opondría a él como mismo me opongo al comunismo, y lo haría casi por los mismos fundamentos.
En 1957 en Cuba estaban creadas las condiciones para llevar a cabo un cambio político violento. Hoy, después de 65 años de ideologización masiva esas condiciones no existen, ni organizativas ni ideológicas. Han sido 65 años de enviar desde el fanatismo jóvenes a prisión, incluso a cometer actos violentos o a morir por conseguir un objetivo «a lo bruto».
La única forma de cambiar a Cuba es cambiando la ideología que por décadas se ha inculcado y ese cambio se está dando en tiempos récords: los dinosaurios lo saben e intentan contraatacar, pero ya su discurso no prende en la gente y su ideología sin resultados palpables se desmoraliza y se derrumba.
Hoy me han llamado de todo: seguroso, pendejo, enajenado… algunos han dudado de que yo escribiera eso o que lo hubiese hecho bajo amenaza. Respeto el criterio de todos, incluso de los que me han ofendido de la peor manera. ¡Te respeto hermano, te respeto!
Respeto el criterio de todos, pero siempre seré consecuente con mis ideas y vivo convencido de que en el ejercicio inteligente de la política está el camino. De otra forma terminaremos matándonos unos a otros.
Hablando sin ceguera ni fanatismo, Mijaín es diametralmente opuesto a mí en ideología, y aunque no conozco su postura, pudiera ser incluso un adversario político pero es un deportista extraclase y como todos en este sistema político al final terminará siendo defraudado por lo que defiende, olvidado por sus ideas pero recordado por sus aplastantes triunfos en el deporte.
Mis respetos para todos.
PD: Den una vueltecita por la publicación de la mañana aquello está que arde y plagado de cibercombatientes.
