EL LOCALISMO AGROPECUARIO, RECONOCIMIENTO DEL FRACASO

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Por El Estado como tal
La Habana.- La convocatoria al localismo agropecuario en Cuba para “guapear su comida” es un reconocimiento oficial solapado del fracaso de la política agropecuaria. Peor aún, expresa despiste sobre las eventuales soluciones a la crisis de seguridad alimentaria del país.
La producción agropecuaria nacional descansa en muy alto grado en el sector privado. Sin apoyo estatal al sector privado (reforma de propiedad y de mercados, crédito en divisas, etc.) no habrá una salida de la crisis agropecuaria en Cuba.
Los alimentos no se producen de manera indeterminada en los “municipios”, que son una categoría administrativa, ni los producen los funcionarios municipales. Se producen, de manera decisiva, en fincas gestionadas por privados (campesinos y usufructuarios).
En términos de actores nacionales, el agro es el único sector de la economía cubana donde no es válido el relato oficial de que la empresa estatal socialista es el “sujeto principal”. Es el privado, aunque la rigidez ideológica lo identifica como «personas naturales».
Un sistema agropecuario en el que el Estado es propietario de casi 80 por ciento de la tierra agrícola, para solamente gestionar 32 por ciento y terminar produciendo muchísimo menos que el sector privado en cultivos cruciales presenta un serio problema con la propiedad y la gestión.
Debería abandonarse el ensueño de “las 63 medidas” y diseñar un programa centrado en apoyar oficialmente un agro privado moderno con un modelo institucional diverso, incluyendo la empresa nacional privada grande.
No es adecuado centrar la estrategia en un localismo de supervivencia, incluso con MIPYMES en el agro. Bastaría con mirar las cifras oficiales. La extensión promedio de una finca privada es 8,9 ha y en usufructo es de cinco ha. Con esa escala el modelo está estancado.
Una granja estatal tiene como promedio 791,3 ha, es decir es 144 veces mayor que la finca privada promedio. Antes de seguir con el localismo y las arengas debería analizarse la posibilidad de privatizar un por ciento de la tierra estatal para beneficio de productores nacionales.
Ninguna experiencia histórica de crisis del agro estatista/colectivista fue resuelta con más estatismo, localismo y pequeña escala. Faciliten a los productores privados el entorno que necesitan y ellos se encargarán de “guapear” la comida. Sin sermones.

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