LAS BRONCAS INFANTILES

ARCHIVOSLAS BRONCAS INFANTILES
Por Esteban Fernández Roig Jr. ()
Miami.- Los psicólogos y padres modernos seguro que no estarán de acuerdo conmigo, pero así era durante mi niñez: donde yo nací y me crié jamás escuché decir que fajarse era malo.
Las mamás se ponía bravas, pero desde que teníamos uso de razón la mayoría de los padres nos exigían que ante la menor ofensa estábamos obligados a defender “nuestro honor” a piñazos limpios. Y el atrevido que nos mentara la madre debía recibir su merecido.
Desde muchachitos los padres nos inculcaban: “Oye campeón, al que te tire una guapería le caes a trompadas”.
Y añadían: “Si el abusador es más grande y fuerte que tú, cuando esté distraído le partes un palo en la cabeza”.
Algunos padres nos brindaban una increíble alternativa: “Si me entero que te rajas, si te acobardas, si no te atreves, entonces cuando llegues a la casa te vas a tener que fajar conmigo”.
Y después que te batías un par de veces, ya no tenías que aliarte a golpes más, porque se corría la bola de que eras un “atravesado” y adquirías distancia y categoría. Y viceversa, como los demás muchachos recibían los mismos agresivos consejos de sus padres, entonces todos aprendíamos a respetar a todos.
Por lo tanto, en mi época, el respeto era el único modo, el antídoto para evitar recibir o dar 20 patadas por el trasero.

Check out our other content

Check out other tags:

Most Popular Articles

Verified by MonsterInsights