Por Patxi Morales ()
Santa Clara.- El director de Acueducto y Alcantarillado del municipio villaclareño de Manicaragua cayó en desgracia. Luego de las continuas quejas por la falta de agua y el mal manejo de las pipas destinadas para llevar el líquido a diferentes lugares, la dirección del Partido comunista pidió un culpable y entregaron la cabeza de Fidel Galván León.
Que no se vaya a pensar nadie que ser director de Acueducto y Alcantarillado de un municipio es un puesto importante. El hombre era un peón más, de los que asentía a todo con la cabeza, que no tenía recursos para resolver el problema del agua y, por esa razón, le pedía a los pobladores que buscaran el combustible para llevársela.
Eso lo hacen todos en Cuba. Los directores de Salud dicen que no hay combustible para las ambulancias. El del Hospital, que no tiene hilo de sutura ni antibióticos para operarte. Y a veces ni bisturí. Los de Comunales te advierten que el muerto no se puede mover, porque el carro fúnebre tiene la aguja en cero. El de la Agricultura te advierte que no puede ir a recoger los mangos que le debes porque los camiones están en el parqueo sin petróleo.
Funciona así. En los municipios solo tienen combustibles los dirigentes del Partido y del Gobierno. A esos les alcanza para pasarse el día de un lugar a otro, sin resolver nada, y para irse a la playa el fin de semana. O a El Nicho, El Ancón, incluso a Varadero, o a la cayería norte. Lo sabemos todos, incluso los que no somos de Manicaragua.
A Galván León, a quien acusan de tener una piscina, que llenaba, supuestamente, con el agua que debía destinar para otras personas, lo cogieron como conejillo de Indias y le pasarán por arriba como un tren. Lo harán pagar.
No lo conozco. He ido muchas veces a Manicaragua, pero no me codeo con esas personas. Eso sí, la piscina de Galván León -estoy segura- no tiene nada que ver con las de Díaz-Canel, Manuel Marrero, o las de las residencias de los Castro y sus más allegados.
Estoy segura de que es un receptáculo al que le cabe un poco de agua y que los vecinos, siempre con malos ojos, quieren venderla como si el hombre tuviera en su patio una piscina olímpica, que necesita 12 pailas de las grandes, con agua, para llenarla. Nada de eso. Solo que habían pedido una cabeza, y entregaron la suya.
Fíjense si es así, que nada más ocurrió su detención, el ejército de ciberclarias comenzó a postear en sus perfiles que el hombre había sido detenido y que le encontraron en su casa 40 litros de petróleo y 20 de gasolina, como si eso fuera un delito grandioso…
No seré yo quien defienda a nadie de la dictadura, o a tipos como Fidel Galván León, que le han hecho el juego para llegar a donde estuvo, pero su caso es una muestra más de que todo anda mal en Cuba, y de que los verdaderos corruptos y ladrones están en las calles, sobre todo en La Habana, viviendo la dulce vida, y entonces, de vez en cuando, agarran a un pobre diablo y se lo echan a los leones, cuando estos tienen hambre.
A mí no me engaña nadie. Esto es una jugada más. Y si la justicia en Cuba tiene dignidad, a este hombre, con cara de todo menos de haber acumulado una fortuna inmensa, lo sueltan mañana y meten presos a otros, a los verdaderos culpables. Y que conste -insisto- que no conozco a Galván León. A fin de cuentas, todos los municipios de Villa Clara tienen problemas con el agua y con el alcantarillado.
