Por Joaquín de la Sierra ()
Madrid.- ¿Sabías que la frase «victoria pírrica» tiene su origen con Pirro de Epiro? Sí, esta es la historia de un rey y general de origen griego que no solo desafió a Roma y a Cartago, los dos grandes poderes de la época, sino también a Esparta y a Macedonia. Con un excelente récord de ganar batallas y llevando elefantes hasta territorio romano, Pirro tenía una gran debilidad: su incapacidad para decir que no.
A pesar de tener todo en Epiro, fue aconsejado por uno de sus generales de no atacar Roma, un pueblo fuerte. Sin embargo, sin escucharlo, Pirro aceptó la invitación de un enemigo de Roma para atacarla, aunque no tenía enemistad previa con los romanos.
Decidido a conquistar, Pirro llevó a sus tropas a Italia y ganó dos importantes batallas contra los romanos en Heraclea y Asculum. Sin embargo, estas victorias fueron extremadamente costosas en términos de hombres y recursos.
Después de la segunda batalla, Pirro comentó con frustración: «Otra victoria como esta y regresaré solo a casa». Esta frase refleja perfectamente la naturaleza de sus triunfos: aunque ganaba en el campo de batalla, las pérdidas eran tan devastadoras que cualquier ganancia se volvía insignificante.
De aquí surge el término «pírrico», utilizado para describir una victoria que inflige un costo tan devastador al vencedor que se equipara a una derrota.
Pirro de Epiro es recordado no solo por su valentía y habilidades estratégicas, sino también por la lección que dejó sobre el costo de la guerra y la importancia de evaluar las consecuencias de las acciones. Así, la historia de Pirro y sus guerras se convierte en un recordatorio eterno de que no todas las victorias valen la pena.
