NO PREGUNTES QUIÉN TUMBARÁ LA TIRANÍA… ¡ALÍSTATE!

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFENO PREGUNTES QUIÉN TUMBARÁ LA TIRANÍA... ¡ALÍSTATE!

Por Anette Espinosa ()

La Habana.- Los cubanos que creemos en la caída del régimen y la llegada de la libertad nos ilusionamos con cualquier cosa, y pensamos que puede ser el principio del fin de los Castro, el paso a la democracia y a las mejoras económicas que siempre lleva consigo, pero siempre nos quedamos esperando más. Siempre más.

En Cienfuegos salen unos valientes y tocan cazuelas con palos o cucharas. Hacen un ruido infernal, y en las redes le damos todo el bombo posible, porque queremos que eso se multiplique, que no se quede allí en la llamada Perla del Sur, pero apenas consigue eco en otros lugares.

En Centro Habana, unos vecinos van contra los contenedores de basura: En San José de las Lajas, un grupo de personas va hasta el partido provincial a exigir agua, comida, corriente, medicamentos, y al otro día los citan a todos a la Policía. Los vinculan con un cacerolazo que hubo en la noche en el reparto Pastorita, y es posible que vayan a la cárcel. Si no van todos, al menos un grupo pasará por los tribunales.

Antes, los de la llamada Seguridad del Estado los presionarán: «Si no te largas de acá en dos meses, te vamos a meter ocho años por la cabeza en el juicio». Fue lo mismo que hicieron cuando el 11 de julio. A todo el que vieron en los vídeos que marchó, o lo encerraron o lo «exiliaron».

Puede ser una imagen de iluminación y textoEn Santiago de Cuba salen otros grupos de jóvenes en la noche de apagón. Solo bailan y hacen un ruido infernal. Pero el gobierno teme, siente un miedo atroz, y llama a los boinas negras y a la Policía y manda un camión lleno de militares a las cercanías. Se emboscan por la avenida que va al cementerio de Santa Ifigenia, donde descansan los restos de los cubanos más queridos, y de alguno de los más odiados. Tiene miedo el gobierno. Anda cagado, literalmente.

Si Santiago de Cuba se rebela, ellos saben que será el fin. Santiago fue la ciudad mimada de siempre por los hermanos Castro. Ellos sabían que el santiaguero es caliente y que no tiene miedo. Y sabían que el día que la ciudad se levantara, sería el principio del fin. Por eso tienen alertas a los Boinas Negras, hijos del mismo pueblo, jóvenes que tienen dudas de lo que hacen y que, incluso, han pedido la baja, pero se la han retenido.

Con los policías pasa lo mismo. La mayoría no quiere seguir en sus funciones, porque tienen familia y saben que la familia sufre, pero siempre hay hierba mala para cuidar las lindes, y de esos se agarran los de arriba. De esos hijos malos que tiene el país, y de los chivatos y las ciberclarias. Unos bajo presión y otros por voluntad propia, les hacen el juego al castrismo.

Protestas en Cienfuegos tras más de 12 horas de apagónMientras, la inmensa mayoría se pregunta cuándo se caerá el gobierno, o hasta cuándo durará esto, porque nadie sabe encontrar una respuesta, nadie acierta con nada, y lo que está claro es que la tiranía no se caerá como un coco de una mata, por su propio peso. A la tiranía hay que tumbarla, a los Castro y su cohorte de asesinos hay que expulsarlos del poder, juzgarlos y condenarlos.

¿Pero cómo lo hacemos? ¿Quién será el líder? ¿Quién trabajará por la unidad opositora? Todas esas preguntas y muchas más se hacen los cubanos todo el tiempo. Se la hacen mis amigos de la universidad, mis padres, me las hago yo. Y juro que me cuesta encontrar las respuestas.

Se necesita unidad del pueblo, unidad entre los de adentro y los de afuera. Nunca los de fuera tumbaron un gobierno, eso es tarea de los que estamos acá, de los que sufrimos cada día las vejaciones del castrismo. Pero fuera ha de haber unidad, y no todos y cada uno tirando para su lado, buscando la mejor vía para vivir mejor, para hacer dinero y hacerse de un nombre a costa del sufrimiento de una nación entera.

Afuera, unos se alinean contra el castrismo y otros se veden a la cúpula. Lo hacen porque los dejen entrar, porque les permitan importar un carro, ofrecer un concierto, tener un negocio, por irse con los hijos de la familia real o los nietos a los privilegiados lugares que controlan en el país. Esos no ayudan, y tampoco los que dentro no dicen nada, no tiran una piedra, no incendian un campo, o no ponen en jaque a la dictadura.

El régimen comunista de Cuba desplegó a los infames “boinas negras”Sola, no se va a caer la tiranía. Por las armas tampoco, porque las controlan todas y tienen un seguimiento al detalle de cada oficial, desde el ministro de Defensa hasta el último sargento que tiene acceso a un cuarto de armamentos. La dictadura va a caer cuando el pueblo quiera, cuando cada cubano cierre su casa y se lance a las calles, con un poco de agua en una mochila y la consigna de no volver hasta que los Castro que quedan, y los barrigones que lo acompañan, terminen de entregar el poder.

Tiene que haber una huelga general. Que nadie vaya a las escuelas, a las fábricas que aún quedan, a los hoteles con los pocos turistas que haya en ese momento. Hasta que eso no ocurra, el castrismo seguirá reinando en el país, y cada vez los cubanos tendremos más apagones, menos alimentos, peor atención médica, menos medicina, más hambre y menos esperanzas de vida.

Es hora de tomárnoslo en serio y aprovechar esos levantamientos aislados de algunas provincias para sumarnos todos. Porque a todos no nos pueden mandar a la cárcel. ¡Es la hora, cubanos, no la demoremos más!

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