Por Ulises Aquino Guerra ()
La Habana.- Mi esposa y yo estuvimos de viaje fuera de Cuba por unos días y no pudimos efectuar pagos por transfermovil porque era imposible desde fuera del país.
Resulta que le cortaron la corriente en su apartamento y, además, por tan terrible olvido de unos días de impago, como castigo a quien nunca ha dejado de ser un cliente dedicado y correcto, también se llevaron el reloj contador, sin dejar avisos escritos o algún tipo de notificación.
Qué maravilloso fuera si se pudieran utilizar métodos así, con quienes dejaron de pagar los mantenimientos y las inversiones en la construcción de nuevas Centrales Eléctricas y le dedicaron esos monstruosos montos de dinero a financiar los hoteles vacíos que hoy cuelgan de las viejas plantas eléctricas de las que nos abastecemos todos.
Es que la corriente nos la cortan a todos, incluso a los que la hemos pagado siempre y estando al día.
Eso nos deja oportunidad para una buena observación: ¿Cómo es que la Empresa Eléctrica tiene derecho a cortarme la corriente y retirar el reloj por impago, si cuando la pago me interrumpe el servicio horas y horas, sin tener derecho a reclamar indemnización por la pérdida de alimentos, efectos eléctricos, incomodidad, calor, sudor, angustia para dormir, etc, etc, etc…?
¿Quién único tiene ese derecho es el Estado? Por fin, ¿el Estado es el propio pueblo o el Estado es el Estado y el pueblo otra cosa?
¿Realmente la idea humillante de retirar el reloj es digna de la brutal situación que vivimos por causa de los que tenían que garantizarnos la corriente?
Aquí hay gato encerrao.
Esta parece la lógica correcta para que el pueblo se mortifique más, se sienta abandonado a su suerte, o la de algunos que se consideran «genios» con poder, para provocar a la gente.
