Por Yosmany Mayeta Labrada
Varias personas, entre ellos padres de niños enfermos, denunciaron el mal olor de los baños del Cuerpo de Guardia del hospital infantil La Colonia, de Santiago de Cuba
«No hay quien esté por el mal olor. Es una cosa insoportable. Hablé con el personal que trabaja aquí y me dicen que no hay auxiliares de limpieza», dijo uno de los denunciantes.
«Da asco estar con un niño enfermo y tener que entrar a recoger una muestra de orina. Dudo que salga con los resultados reales», lamentó.
Osvaldo, nombre de un padre que también se encuentra en la instalación hospitalaria ahora mismo nos cuenta que «acaba de aparecer alguien y se ha puesto a limpiar sin cloro. Hay tremenda peste a orine, el agua para limpiar está negra del churre. Para colmo de males, estamos esperando a que nos atiendan cuando llegue la corriente, porque no hay electricidad para un simple ultrasonido».
Lamentablemente no es la primera vez que una instalación hospitalaria de Santiago de Cuba se ve afectada o tienen que paralizar sus servicios médicos hasta que pongan el fluido eléctrico.
Llama mucho la atención que un centro hospitalario como La Colonia no tenga grupos electrógenos o planta eléctrica.
Es un desastre de país. Ningún dirigente puede dar la cara ante tanta desfachatez y miseria. No digas tú la corriente eléctrica -que no es problema menor-, pero que no hayan productos de limpieza para mantener la higiene de un hospital, lo encuentro el colmo.
Seguramente Beatriz Johnson Urrutia, primera secretaria del partido en Santiago de Cuba, no esté enterada de la debacle del hospital infantil santiaguero. Esa anda preparando la próxima placa donde se va a parar a darle explicaciones al pueblo cuando este salga, una vez más, para la calle.
