Redacción Deportiva.
Cerca de un decadente complejo de entrenamiento en las afueras de La Habana, Cuba, un grupo de mujeres jóvenes se reúnen en un intento de hacer historia. Están en ese deprimente espacio para competir en un deporte que anteriormente tenían prohibido practicar en su país: el boxeo.
“Estamos en una era especial”, dice Jorge Noriega, entrenador del recién formado equipo de boxeo femenino en Cuba. La isla tiene una gran historia en lo que respecta a este deporte; su equipo masculino ha traído a casa más de 41 medallas de oro olímpicas y 78 medallas en total, solo superado por Estados Unidos.
Sin embargo, a las mujeres se les prohibió boxear a nivel olímpico durante años. En 2012, cuando el boxeo femenino se agregó oficialmente al plantel olímpico, el gobierno cubano se negó a permitir que las mujeres compitieran, citando temores sobre los riesgos de embarazo y los problemas de salud de las mujeres. Después de una serie de reuniones gubernamentales de alto nivel y estudios clínicos, Cuba les permitió oficialmente comenzar a practicar en diciembre de 2022.
“Llevábamos años esperando esto: esta es una conquista para las mujeres”, dice Elianni de la Caridad García, una de las mujeres del equipo. Si bien muchos de ellos han estado entrenando durante menos de un año, ya tuvieron cierto éxito en los Juegos Panamericanos del año pasado y apenas están comenzando.
La mayoría de los días, antes de que comience su entrenamiento, las mujeres comparten rutinas de baile, coquetean con sus homólogos masculinos y cotillean un poco. Pero una vez que llegan entrenadores como Santiago Suárez, se vendan las manos y se preparan para el entrenamiento. Tienen una tarea que hacer y muchos de ellos han sacrificado demasiado para descarrilarse ahora.
Después de un ligero trote, encuentran su lugar en el gimnasio y comienzan con un entrenamiento en circuito y boxeo de sombra. Llamar modesta a las instalaciones sería quedarse corto: el área de entrenamiento consta de pesas oxidadas, dos viejos ring de boxeo improvisados y cascos y guantes usados del equipo masculino.
Pero siguen adelante sabiendo que hay mucho en juego. Llevarse a casa el oro olímpico –y un sentimiento de orgullo y gloria para sus familias– significa mucho más en Cuba, que ha luchado bajo el peso aplastante de un embargo de más de 60 años. La isla ha seguido enfrentando escasez crónica de alimentos, falta de recursos, apagones continuos y desafíos económicos que han obligado a muchos de sus ciudadanos a irse.
El equipo nacional de este año tiene un enfoque claro: quieren volver a casa como campeones y abrir la puerta a más boxeadoras en el futuro.
En enero de 2023 la Escuela Nacional de Boxeo de Cuba se abrió para las mujeres y, en menos de diez meses, tres de las doce púgiles que componen el equipo élite participaron en los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
Estos fueron el primer clasificatorio en el que Cuba pudiera mandar por primera vez en su historia a púgiles mujeres a los Juegos Olímpicos. No lo lograron, como tampoco pudo ser en el Primer Clasificatorio Mundial a París 2024 que se disputó en Busto Arsizio, Italia.
Ahora solo queda una última oportunidad en el Segundo Clasificatorio Mundial de Tailandia y una sola boxeadora a lograrlo: Yakelín Estornell.
