Por René Fidel González García
Santiago de Cuba.- Entenderá – aquí o en cualquier otra parte – que hacerlo no trata de la existencia de límites, costos u otras desgracias y pretextos.
Se puede estar preso y ser libre, no estarlo y no serlo. Esto vale para dentro o para fuera de Cuba.
De hecho existen personas que dejan de ser libres justo después de lograrlo ser y otras que consiguen serlo, apenas cuando toman conciencia de no haberlo sido nunca o recién de haberla perdido.
De todas formas es necesario que entiendas que fuiste – y serás – cada vez más libre, cuanto más libre fueron – o lleguen a ser – los demás.
Es una correlación implacable.
Crezca, la plenitud trata de eso, de crecer, de expandirse todo lo más que se pueda y de hacerlo con satisfacción.
Al fin y al cabo el ejercicio de toda libertad es también eso: un disfrute.
Ejerza su libertad. Esa es la política, nuestra política.
