Tomado del perfil de Rigo Alvarez ()
La Habana.- Con solo 14 años de edad, un día como hoy, hace 40 años conocí el terror.
Las turbas enardecidas con odio, usaban todo lo que podían encontrar como proyectiles contra los que ese día estábamos esperando en un campo de concentración en el Reparto Santa María, de Santiago de Cuba, por las guaguas que nos llevarían al puerto de El Mariel con la esperanza de irnos de Cuba a buscar mejor vida.
Volaban los mangos verdes, pedradas, huevos frescos y podridos, palos, cabillas… y odio, mucho odio contra los que nos íbamos. «Enemigos de la revolución», «Pim pom fuera que se vaya la gusanera», «gusanos, lechuza te cambias por pitusas»… Y volaban las piedras y los mangos verdes y hacían contactos con su víctimas.
No había donde esconderse, pues no tenías derecho a eso. «Escoria», «lumpen», «basura»… «Que se vayan, que se vayan», «no los queremos no los necesitamos» «gusanos, lechuzas…».
Lo triste del caso es no poderte ir ese día, pues se suspendieron las guaguas de Santiago al Mariel y tener que volver a la casa, perseguidos por las turbas llenas de odio. Rompías el sello que puso el régimen al lugar que dejabas y a vivir otros seis meses entre gente que te ve como un «gusano, traidor y apestoso», vivir entre «amigos» que ahora te veían como enemigo.
Lo lindo es que, el que recibe los golpes nunca olvida al que lo da.
Viví en el monstruo Fidelista y conozco sus entrañas…
¡Ese día de terror aprendí a no tener miedo!
