Por Irán Capote ()
Pinar del Río.- Cuando una mujer quiere robarme, basta que me estudie un poco para que se dé cuenta de mi afición por los dulces. Hay cosas que saltan a la vista.
Yo soy dulcero porque sí. Un pestífero de las cazuelas almibaradas. Que lo digan aquellas mamacitas que han sido víctimas de mis ataques devoradores de su postres. En esa lista ya tengo a Dorys Méndez, Mabel Sánchez González, Daysi Díaz Padrón, Sandra Moreno… Toda una cohorte de mujeres que saben atraerme cuando todo está “a punto de caramelo”.
Y ahora se suma Gudelia, la abuela de Alejandra y la mamá de Noharys.
Cuando la Gude me escuchó hablando un día sobre la importancia que le adjudico a darme un “golpe de azúcar” cuando estoy agotado o medio tristón. Cuando me escuchó describir dulces y almíbares mientras se me salía la baba casi literalmente, pues se dio a la tarea de atraerme como se atrae a las moscas. Un día me sorprendió con un Cake hecho por ella misma en tiempo récord.
Y hoy lo hizo con torrejas y helado.
Gudelia me recuerda a mi abuela. Hasta se parecen físicamente. Y también tiene el mismo dulzor que le sale por la voz y por las manos cuando cuece azúcares para los otros.
Ya me di el “golpe de azúcar” que a veces necesito para endulzarme la realidad y ser enteramente feliz durante un rato.
