GRAN DESPEDIDA A LA TEMPORADA DEL METROPOLITAN OPERA HOUSE

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POr Mauricio de Miranda
Cali.- Este sábado fue la última función de las transmisiones de ópera de la temporada 2023-2024 del Metropolitan Opera House al mundo entero en cines a través de los satélites, una verdadera maravilla de las actuales tecnologías de las comunicaciones.
Fue un cierre de oro. MADAMA BUTTERFLY, de Giacomo Puccini, estrenada en 1904 en el Teatro alla Scala de Milán es una de las óperas más populares del repertorio. La música es maravillosa y el genial compositor italiano, nacido en Lucca, región de Toscana, le impregnó un inmenso dramatismo al libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica.
Debo decir que he visto esta ópera muchas veces. He contado nueve veces en vivo en diversos teatros, aunque la mayor parte en el Metropolitan Opera House y muchísimas veces en vídeo y todas las que han sido transmitidas en el programa MET Live HD y ha sido hoy la ocasión en la que sentí que estaba ante una interpretación monumental de la obra de Puccini.
En registros de discos me he deleitado con las voces de Toti Dal Monte, Licia Albanese, Eleanor Steber, Victoria De Los Ángeles, Maria Callas, Anna Moffo, Pilar Lorengar, Renata Tebaldi, Dorothy Kirsten, Renata Scotto, Montserrat Caballé, Leontyne Price y Mirella Freni, por solo mencionar las que me han gustado más en mi discoteca en el rol de Cio Ciosan. Sin embargo, a ninguna de ellas las vi interpretando el rol en vivo y en vídeo solo a Mirella Freni.
Hoy quedé prendado de la interpretación de la maravillosa soprano lituana de padre armenio y madre lituana Asmik Grigorian. Por cierto, es hija de dos glorias de la ópera de la antigua URSS y luego de Lituania y Armenia. Su padre fue el fantástico tenor armenio Gegan Grigorian y su madre, la soprano lituana Irena Milkevičiūte, así es que «de casta le viene al galgo», en este caso, la galga.
Asmik Grigorián es sencillamente maravillosa. Dejó de ser ella misma para convertirse en Cio Ciosan, la adolescente japonesa, engañada por un oficial de la marina estadounidense que se casa con ella «a lo japonés» pero luego busca una esposa americana, y en acto de desprendimiento total entrega a su hijo y decide suicidarse cometiendo «seppuku» después de una de las arias más bellas, jamás escritas para ser cantadas por una madre. En sus dos imponentes arias y en el dúo con Pinkerton en el primer acto, derrochó ARTE, así con mayúsculas. Qué voz, qué interpretación. Debo decirlo, fue la más grandiosa Madama Butterfly que he visto en un escenario. Hay que decir que a veces el MET resulta lento en los debuts de grandes cantantes. Después de veinte años de brillante carrera, Asmik Grigorián está debutando en el gran teatro neoyorkino en esta temporada en este rol.
El tenor estadounidense, nacido en Chile, Jonathan Tetelman hizo gala de su potente voz y de su excelente capacidad de actuación en un rol pequeño e ingrato porque su personaje es el «malo de la película», es el irresponsable, es el que pisotea los sentimientos de otras personas y luego se arrepiente cuando es demasiado tarde. Tetelman hizo gala de una prodigiosa voz que lo coloca entre los tenores líricos de mayor proyección en estos tiempos.

Las funciones no depende solo de los roles protagonistas. La mezzosprano Elisabeth De Shong le dio a su personaje Suzuki una inmensa fuerza con esa poderosa voz y capacidad de interpretación. Mientras tanto, el barítono Luchas Meachem, derrochó calidez y buen gusto y fue un Sharpless profundamente humano.

En los roles comprimarios destacaron el Goro del tenor Tony Stevenson, el Yamadori del bajo Jeongcheol Cha y el Bonzo de Robert Pomakov.
La dirección musical corrió a cargo de la china Xian Zhang y la producción es la ya icónica de Anthony Minghella.
Hoy también fue el día de decir adiós a Donald Palumbo, quien en esta temporada finaliza su labor como Chorus Master del Metropolitan opera después de 17 años de excelente labor en la que se ha reconocido al coro del coliseo neoyorkino como uno de los mejores del mundo. Palumbo se concentrará en su labor docente en la prestigiosa Julliard School.
El General Manager del MET Peter Gelb le hizo un reconocimiento especial y le entregó como presente un cofre con las imágenes de los ancestros de Cio Ciosan.
Fue una función tremendamente emotiva, de inmensa calidad artística y con un nivel musical superlativo.
Cierre de temporada con broches de oro.
Aquí les dejo con un fragmento del aria «Un bel dì vedremo», cantada por Asmik Grigorian.

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