Por Jorge Sotero ()
La Habana.- El gobierno cubano en todas sus instancias insiste en alternativas para intentar resolver los problemas alimentarios de la población, pero no las encuentra y hace el ridículo una y otra vez, como con esos dulces de harina de yuca que exhiben en algún lugar de Pinar del Río.
Y siempre que veo estas cosas, recuerdo que yo nací en Cumanayagua y que sé lo que cuesta sembrar yuca, cultivarla y cosecharla. Yo lo hice, lo viví, sé de qué se trata, pero estos anormales que dirigen en Pinar y el cualquier otro lado, quieren hacerle ver a la población de que se puede hacer pan de yuca, dulces, buñuelos y no sé qué más.
Y claro que se puede. Es posible hacerlo para un consumo restringido. Para unas 10 o 12 personas, o 100, cuando más, pero no hay yuca en Cuba para hacer dulces con ella, ni producir pan. Todo lo demás es mentira.
La yuca es de ciclo largo. La que plantas a principios de año, te la comes al final. Y todo eso si el tiempo ayuda, si el agua no la pudre cuando las raíces, que es lo comestible, comienzan a crecer. O si no le cae alguna plaga en cualquier momento de la vida de la plantación, que también pasa con normalidad.
Lo de la yuca es una mentira, una tontería, una forma más de mentir, de engañar, de manipular. En Cuba tampoco hay yuca, porque no se da como el marabú. Hay que preparar la tierra, sembrarla, guataquearla varias veces y luego sacarla. Quien no lo haya hecho nunca, no tiene ideas de qué hablo y puede que le crea a todos esos que dicen que la sustitución de la harina de trigo por una similar de yuca o calabaza va a resolver los problemas alimenticios del país.
Quien piense así, que deje de jugarse con los genitales, porque será un fracaso más, como lo dela jutía del comandante aquel, o lo del avestruz.
Sin embargo, a eso le dan bombo y platillo en medios y redes. El objetivo es engañar, tratar de ganar tiempo en espera de un milagro que ya nadie en Cuba espera.
