Por Adalixis Almaguer ()
«El viaje más largo comienza con un paso.» -Lao Tzu
Miami.- Los retos no tienen que ser conquistas épicas que los bardos con grandilocuencia canten de posada en posada. Los retos pueden ser simples actos cotidianos que quizás a otros no cuesten esfuerzo, que para otros no impliquen nada.
Para alguien deprimido bañarse puede ser una gran victoria, para alguien que sufre ansiedad social contestar una llamada puede ser un triunfo, para alguien enfermo el éxito puede estar en salir al patio a tomar el sol. Hay personas más fuertes, menos dolidas, más sanas que necesitan montañas más altas.
Y hay otras personas tan violentadas que su Everest es sentarse en un parque con una hoja en blanco que diga todo lo que la boca calla, o responder no sin algarabías al chivatiente del barrio, o compartir un poquito de azúcar pal café del desayuno, sabiendo que él mismo no tendrá para el café de mañana.
Y claro que hay otras personas, igualmente ultrajadas, que irán más allá y dirán la verdad, y alzarán la voz por el otro, y pondrán su corazón en bandolera y arriesgarán todo sin tener nada.
Pero la cima es personal. Tan personal como lo es la montaña.
Mi cumbre ahora mismo está en caminar seis mil pasos por 30 días. Dicen que a los 21 la constancia crea el hábito.
