Redacción Internacional
Ciudad de Panamá.- El presidente electo de Panamá, José Raúl Mulino, dijo a una multitud que lo vitoreaba momentos después de ganar las elecciones generales del domingo que no era «un títere de nadie», tras haberse lanzado tarde a la carrera presidencial para reemplazar a su exjefe Ricardo Martinelli, a quien se le prohibió postularse después de una condena por lavado de dinero.
Mulino es ampliamente considerado como brusco y menos carismático que el ex presidente Martinelli, cuya popularidad impulsó a Mulino a la victoria el domingo por la noche. Antes de las elecciones, Mulino era mejor conocido por su postura dura contra los manifestantes antigubernamentales durante su mandato como ministro de Seguridad bajo la administración de Martinelli, que gobernó de 2009 a 2014.
Martinelli, que lideraba las encuestas antes de que se le prohibiera postularse en marzo debido a una condena por lavado de dinero, hizo campaña a favor de Mulino desde la embajada de Nicaragua , donde se le concedió asilo tras su condena.
El resultado del domingo muestra que, al menos en las encuestas, Mulino pudo canalizar la popularidad de Martinelli, conocido cariñosamente como «El Loco», por su comportamiento a veces extravagante.
«Martinelli es Mulino y Mulino es Martinelli» fue incluso uno de los principales lemas de la campaña.
Pero gobernar a su sombra podría ser un desafío diferente.
Mulino prometió poner más dinero en los bolsillos del panameño común, construir un hospital público para mascotas y una gran línea de tren.
«No me río mucho, pero sé cómo hacer las cosas», dijo Mulino durante su discurso en la ciudad de Panamá, la capital de la nación centroamericana donde se encuentra el vital canal marítimo.
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Mulino prometió que trabajaría estrechamente con el sector privado para impulsar la economía pero sin dejar atrás a los pobres, uniendo al país y dejando atrás las diferencias con otros políticos para centrarse en el trabajo.
MARTINELLI, «QUERIDO AMIGO»
El ex ministro de seguridad ganó las elecciones con alrededor del 34% del apoyo de los panameños.
También fue viceministro de Relaciones Exteriores en la década de 1990 bajo la presidencia de Guillermo Endara, quien asumió el poder después de la invasión estadounidense de Panamá en diciembre de 1989 que derrocó al ex dictador Manuel Antonio Noriega.
Mulino es conocido por su participación en la cruzada civil de Panamá para poner fin al gobierno de Noriega. Noriega había gobernado el país de 1983 a 1989 y había espiado para Estados Unidos antes de que su tráfico de drogas y su brutalidad desencadenaran una invasión para derrocarlo.
El presidente electo de Panamá se refirió a Martinelli como un «querido amigo» el domingo, habiendo prometido anteriormente ayudarlo a evitar la cárcel, pero luego rápidamente pasó a enfatizar su propia visión para Panamá.
Mulino, que está casado y tiene cuatro hijos, ha concedido pocas entrevistas y no asistió a los debates presidenciales.
En una rara entrevista, Mulino abordó las frecuentes tensiones entre el gobierno y los sindicatos de docentes diciendo que «el gobierno es el que está a cargo», solo para que un sindicato calificara su postura de arrogante.
Tras dejar el gobierno de Martinelli, Mulino pasó cerca de seis meses en prisión preventiva por presunto desfalco de un contrato con una empresa que vendía radares, aunque el caso fue luego sobreseído.
El futuro político de Mulino también estuvo brevemente en riesgo este año cuando un abogado cuestionó si su candidatura era siquiera válida , argumentando que el partido no lo eligió y que carecía de vicepresidente.
El máximo tribunal de Panamá falló a favor del candidato pocos días antes de las elecciones. (Reuters)
